the 1 (Jasper Hale)

C h a p t e r 1 9

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Aún podía recordar con claridad la primera vez que me había besado. El toque de sus labios con los míos en una sedocidad y caricia sublime en el que se hallaba confesándome cuánto me quería, lo mucho que me apreciaba y que le importaba, porque la verdad, Jasper me atesoraba y yo era su talón de Aquiles... era su debilidad y su fortaleza, simplemente era su todo.

Esa tarde de primavera le había invitado al cine, y juntos habíamos caminado a pesar de qué a él le costase por el perfume de mi sangre y el de las personas a nuestro alrededor.

Ya le había dicho que era una malísima idea desde que lo solté, incluso cuando yo la propuse, porque no había caído en cuenta hasta que lo dije en voz alta en el hecho de tener que permanecer solos en una sala oscura rodeado de más personas era tan malo como un aula de clases o peor, además de tener que recorrer las calles de Port Angeles dónde estaba en el ojo público le incomodaba.

Traté de hacer con todas mis fuerzas que se retractara, pero incluso él insistió en que lo hiciéramos, repitiendo un millón de veces que estaría bien.

Lo mejor de todo es que fue verdad, él estuvo bastante bien a comparación de cómo yo creí que estaría. La expresión de su rostro que reflejaba estreñimiento allí estaba, sin quitarle los rasgos maravillosos y celestiales de su carita, que me nublaban el juicio y que me ponían casi a su merced, y solo casi porque quería mantener un poquito de dignidad.

Para ese día, había despertado animada, con cientos de ideas para un conjunto ideal que sacara a relucir la belleza que yo sabía que tenía y no mostraba por mera pereza.

Lo malo es que a mí, me perseguía la tragedia y la desgracia las veinticuatro horas del día, y no tenía la menor idea de qué ponerme, ¡ni idea!

-¿Qué haces allí? -Curioseó Bella desde el marco de la puerta mirándome con curiosidad. Hoy saldría con Edward al bosque como todos los días, pero irían más tarde según por lo que me contó porque necesitaba hacer tareas (las cuáles estaba dejando de lado por estar con el chico).

Yo estaba botada boca arriba en el alfombrado, pensando en qué rayos me iba a poner para deslumbrar.

-Muero lentamente ante la incertidumbre y el miedo -dramaticé, haciéndola reír-. Aquí descansarán los restos de tu amada hermana hasta el final de los tiempos...

-Morirás pero desangrada. ¿Cómo llegaste al suelo estando en tu período? -Preguntó ingresando y acercándose a mi armario, llena de intriga.

Bella no tenía buen sentido de la moda cuando de ella misma se trataba. No entendía porqué, pero cuando se trataba de mí, me ayudaba a elegir siempre atuendos lindos que me quedaban increíbles. Era como su muñeca de prueba con la que siempre tenía el buen tino de vestir bien, mientras que ella decantaba por atuendos sencillos.