the 1 (Jasper Hale)

C h a p t e r 1 6

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No dormí en toda la noche.

Eran las seis de la mañana, cuando mis ojos comenzaron a cerrarse y se abrieron abruptamente cuando la alarma que me indicaba despertar para ir a la escuela sonó.

Estaba agotada, malhumorada y con mucha hambre. Me sentía con el cuerpo pesado y con mis ojos apenas soportando un poco la luz que poco a poco comenzaba a entrar por la ventana.

Descubrí que papá tuvo que marcharse temprano al trabajo, así que aunque sabía que me ganaría una reprimenda, decidí quedarme en casa, porque necesitaba más tiempo para poder comprender todo lo que había sabido en menos de una noche.

Bella sí se marchó. Le miré de forma recriminatoria antes de que partiera en camino a la institución educativa, y con un gesto de disculpa, ella se marchó.

Estaba rogando a que de verdad supiera que era lo que hacía y no fuera solo un impulso, uno que la condujera a un punto de no retorno.

Ay Dios, que conforme más lo pensaba más dudas tenía y ya no quería eso. Ansiaba volver a mi mañana anterior, una en donde ignoraba por entero la existencia de las criaturas de la noche y yo solo me desvivía imaginando cosas que nunca ocurrirían con mi crush.

Me quedé dormida, agotada y llena de angustia. Para el medio día intenté llamar a Bella, sin obtener su respuesta. Me mordisqueé más las uñas antes mis nervios, diciéndome que ella estaba bien.

Papá me llamó, alarmado debido a la notificación de la escuela por mi ausencia. Eso me alivió un poco; significaba que mi hermana sí estaba allá, ¿no?

Mentí diciendo que me sentía mal —lo cual no era del todo mentira— cosa que mi padre entendió y dejó el tema con facilidad, preguntándome antes de concluir con su llamada si requería algo de la farmacia. Me pareció encantador su gesto, pero lo negué y sin más le pedí que se cuidara, solo yo sabiendo el trasfondo de mis palabras.

Estar en la soledad de mi casita, me hizo seguir dándole vueltas y vueltas a todo el asunto.

Mi mente era un círculo vicioso en el que primero me hacía un montón de cuestiones referentes a aquello descubierto por la noche, luego me decía que no debía hacerlo porque no era de mi incumbencia, que pasaba a una tercera fase en la que muchas preguntas negativas y turbias me embaucaban para al final terminar en el punto de partida.

Para mantenerme ocupada me puse a limpiar, aunque no había mucho más que unos trastes sucios. Mis uñas pedían clemencia a gritos. Intenté escribir un rato, pero estaba tan bloqueada con lo que me acongojaba que no pude avanzar nada. Traté de resolver algunas ecuaciones para avanzar un poco en la materia, pero no pude.

Y sí, claro que sí, pasó lo que todo el mundo sabía que pasaría.

Por la tarde, después de darme un baño y de hacerme la manicura, intentando que mis manos lucieran un poquito presentables, yo estaba en soledad acomodada en la sala con Mulán de fondo. Planeaba hacerme algo de pop corn y avanzar en la tarea que amablemente Angela y Eric me habían pasado a dejar.