the 1 (Jasper Hale)

C h a p t e r 5 9

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Alisé la falda de mi vestido por milésima vez. En los asientos delanteros, Eric y Angela parloteaban sobre la dirección y hacían suposiciones sobre qué sería lo que verían dentro de la casa. Su emoción era casi palpable. Yo hice uno que otro comentario ocasional, algo asustada de volver a ir a una fiesta.

Cuando bajamos, Weber volvió a adular mi ropa para distraerme. Llevaba un vestido de un rosa opaco tirando a gris que armonizaba las curvas de mi figura. Se ajustaba a mi cintura y caía en una delicada falda que llegaba a la mitad de mis pálidos muslos. Las mangas largas me protegían de la ligera temperatura fría del exterior, sin llegar a sofocarme con el calor que se generaba ante el movimiento.

Mis zapatos repiquetearon contra el suelo de la casa Cullen cuando llegamos. Prometí ver después a los chicos y me apresuré a subir a la alcoba de Jasper para dejar mi bolso, pretendiendo tomar un poquito más de tiempo antes de internarme como tal en la fiesta.

Lo encontré sentado en el borde del sofá que había en su habitación. Parecía triste y algo decepcionado, emociones que se acrecentaron cuando me vio tras abrir su puerta.

-¿Estás bien? -Indagué, aunque era obvio que no. Avancé con lentitud hasta él que negó con la cabeza, apartando su mirada de mí- ¿quieres hablar de eso? -Curioseé con calma, deslizando mi mano por su espalda para darle confort.

El detuvo mi caricia apartando mi mano con suavidad. Arrugué el entrecejo, confundida e incluso me sentí aún más así cuando trató de sonreír, su acongojo ganándole por completo.

-Lo estaré -aseguró, plantando un beso en mis nudillos.

No le creí.

Aduló mi imágen con sinceridad antes de que bajaramos. Me hubiera sonrojado apenada si tan solo no me hubiese quedado con la duda por saber qué era lo que estaba ocultando.

Tomada de su mano nos escabullimos por la multitud de chicos que bailaban enérgicos. Junto a Angela probé de los deliciosos bocadillos que Esme junto a Alice hicieron y bailé con varias de las compañeras que por allí había.

-¿Qué planes tienes ahora después de la graduación, Jan? -Curioseó Rosie, una chica de mi clase con la que había cruzado palabra en varias ocasiones. Era increíblemente simpática; no solía acercarse demasiado a las personas, pero si tú ibas y tratabas de conversar con ella te recibía con los brazos abiertos.

Siempre quise ser su amiga, pero me abrumaba con tanta energía positiva y no quería contagiarle las mías que fueron por mucho tiempo negativas.

Iba en un bonito conjunto en un rosa pastel, usando un top blanco de satén con un escote en v, una falda de tenista que le llegaba a los muslos y unas alargadas y altas botas blancas hasta la rodilla con agujetas.