the 1 (Jasper Hale)

C h a p t e r 7

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El día no parecía transcurrir del todo bien. Escapé astutamente de aquellos chicos que formaban parte de mi círculo social, mas que nada, porque comenzaba a cuestionarme si Tyler volvería a intentarlo o alguien más además de él.

Pensarlo me ponía nerviosa, así que me dije, que lo mejor, era que me centrara en lo mío y eso era mi nicho, mi bebé, mi rama favorita de las ciencias exactas: el cálculo.

Avancé con algo de inquietud por esas preocupaciones que me carcomían entera hasta toparme en mi asiento a un lado de Jasper Hale, que igual que siempre, traía ese gesto de sufrimiento entre sus bellísimas facciones.

Se me quedó mirando en tanto yo tomaba asiento, y sin saber si acaso me respondería, dibujé una pequeña sonrisa y saludé con la mano. Fue bonito ver que hizo lo mismo, aún cuando ese dolor de estómago recurrente le ganase en sus gestos.

¡Con que eso es!

—¿Cómo estás? —Pregunté amigable, nuestro maestro aun sin llegar al aula.

—Mmm... bien. Sorprendentemente bien —afirmó, con ese porte educado y lindo que le hacía lucir como si su comportamiento fuese de antaño, de otra época lejana—. Tú no pareces estarlo —comentó.

Algo aturdida por lo que dijo solté una risita, sin podérmelo creer. ¿Yo? ¡Él era el que parecía que luchaba con una gastritis diaria!

—¿Estás seguro? —Curioseé divertida—; estoy bien, de veras lo estoy —aseguré, sin tener conocimiento de como él podía percibir mis emociones y las leía, como si yo fuese un libro abierto; aunque no creo que hubiese mucho problema con ello, yo no solía esconder demasiado bien lo que sentía la mayor parte del tiempo.

—Algo... te preocupa —susurró, inclinándose un poco hacia mí. Suspiré con pesadez, e intenté no mirarlo mucho. Podía afirmar con seguridad, que si mantenía contacto visual con él terminaría sonrojándome y teniendo la cara más roja que un tómate o cualquier cosa que fuese muy, pero muy roja, así que para poder eludir eso, fingí buscar algo en mi mochila—. ¿Hay algo en lo que te pueda ayudar? —Curioseó, afable.

—Ah —balbuceé, insegura y buscando alguna excusa en mi mente, sin que nada se me pudiese ocurrir—, la verdad es que no creo, ¡pero estaré bien! No sé cómo pero lo estaré —aseguré sonriente. El rubio sonrió ladino, haciendo que mi corazón saltase de mi pecho con rudeza.

Me contuve, aunque las manos me sudaran y su carita de ensueño me dominara. Sonreí dejando que las cosas fluyesen de forma tranquila.

Charlamos por un rato, el profesor sin llegar a darnos clase.

No supe cómo terminamos hablando sobre lo ocurrido hace unas horas en Historia, donde Tyler anunció a todos sus intenciones de llevarme al baile. Le conté mi huída y mis planes de mantenerme oculta por lo menos hasta que se le olvidara aquél plan.