C h a p t e r 1 4

8.2K 741 171
                                    

⋆⋅⋅⋅⊱∘────── [ இ ] ──────∘⊰⋅⋅⋅⋆

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

⋆⋅⋅⋅⊱∘────── [ இ ] ──────∘⊰⋅⋅⋅⋆

Estaba pálida y no podía ni siquiera hablar. Cuando llegamos al restaurante, Angela y Jessica venían saliendo del establecimiento, charlando con completa armonía, felices, contentas, sin miedo en ellas.

Bella fue la primera en salir, seguro la adrenalina afectándole positivamente a ella mientras que a mí, me había dado un bajón horrible que me hacía sentir como si un tráiler me hubiese pasado por encima.

Edward me ayudó con la puerta y con amabilidad me pidió bajar.

—Antes de llegar con ustedes, le hablé a Jasper. Creo que él podrá ayudarte con cómo te sientes ahora —informó, abrumándome.

Yo ya tenía suficiente de cambios de emociones. Si continuaban así, lo más seguro es que ya no habría más January Swan.

Caminé en compañía de Edward Cullen hasta las chicas, escuchando conforme avanzábamos sus voces poco a poco más cercanas hasta que se apagaron al ver al chico con nosotras, abriéndole paso a sus emocionadas y confundidas sonrisas y risillas mal contenidas.

—Am, lamento haber entretenido a Bella y a January. Nos encontramos y nos entretuvimos conversando un rato —mintió con facilidad Cullen, mas no era como que importase demasiado porque tanto Jessica como Angela parecían demasiado sorprendidas y alucinadas con la presencia del chico aquí.

—No, ah... nosotras lo entendemos —trató de decir Stanley, sonriendo de oreja a oreja—. Eso pasa ¿cierto? —Añadió, antes de que ambas balbucearan y trataran de marcharse, y digo tratar, porque buscaban quedarse y charlar un poco más con Edward cosa que me pareció algo divertida; aquello me ayudó un poco a sentirme algo mejor.

El muchacho consiguió hacer que nos quedáramos, recordando incluso su llamado a su hermano Jasper, cosa que volvió a aturdir y dejar embobadas al par de chicas, que ya no añadieron nada más que solo despedidas.

Nosotros nos adentramos al interior del restaurante, en silencio. La verdad, es que no quería hacerla de mal tercio, así que me excusé con que tenía que ir al baño para poder lavarme las manos de los restos de lodo que tenía en mis manos por la caída en el estacionamiento.

Quise olvidarme de eso, aunque la escena estaba fresca en mi memoria. Apenas acababan de pasar unos minutos y yo ya lo sentía como si llevara cargando con eso desde hace años.

Yo no podía entenderlo, entender porque Bella conseguía estar tan tranquila. ¿Qué clase de templanza o inteligencia emocional tenía para flanquear ante una situación así?

El imaginar lo que hubiera podido llegar a pasar, solo me generó un inmenso alivio y al mismo tiempo, terror. Alivio porque no ocurrió, terror porque pudo ocurrir.

Unos toquecitos a la puerta me hicieron brincar asustada y ponerme en guardia. Me quedé quieta, atemorizada, e incluso estaba dispuesta a tomar el pequeño bote de basura del rincón para defenderme de ser necesario.

the 1 (Jasper Hale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora