C h a p t e r 5 4

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Papá por la tarde estaba enfadado. Bella después de la escuela no llegó, ni siquiera llamó o parecido, así que se la pasó por un largo rato repitiéndo lo desconsiderado y mala influencia que era Edward Cullen para ella.

Solo pude reírme. Algo graciosa por lo que papá decía. Ese día había llegado a casa a comer, a hacer tarea y descansar. Planeaba ir a casa de Angela, pero me sentía emocionalmente inestable y me caía bien quedarme en mi hogar en ese momento.

Aproveché para arreglar mis uñas y hacerme una rutina de cuidado para la piel. Incluso me di un baño relajante de burbujas con unas cuantas velas aromáticas (papá me regaño por ello) y ya tardé leí un rato, aunque me quedé dormida.

Terminé saltando exaltada en mi cama cuando Edward ingresó a paso veloz a mi alcoba siendo seguido de mi hermana. Estuve a punto de hacer un alboroto cuando se me acercó, pero quedé demasiado confundida cuando comenzó a olfatearme como un sabueso.

—Bella, tu novio es raro.

Me indicó alterado que me colocara un suéter y que me apresurara, porque debía llevarnos a su casa a ambas. Las dos nos miramos extrañadas ante eso pero no repliqué, solo tomé una sudadera que tenía a la mano en el armario y mis zapatillas deportivas. Sin querer había tomado una de las cálidas prendas que Jasper dejó aquí.

Cuando lo vi, estaba asustada, porque su hermano me puso de esa forma. Su actitud tan alarmada me puso nerviosa y temerosa, así que se apresuró a llegar a mí para estrecharme en sus brazos.

Beso mi cabeza y junto a Emmett y Young-Do se marcharon tras recibir una información que para mí fue incomprensible, pero que le puso igual que a Edward.

—Alguien estuvo en casa —masculló Bells a mi lado.

Eun-Hye se apresuró a darme algo de beber. Alice se quedó con Isabella. Incluso Rosalie se me acercó y con más amabilidad de la que jamás había usado conmigo me tendió algo para comer; ella dijo que mi estómago sonaba hambriento. No me descubrí así hasta que comencé a comer.

No pude evitar sentirme tensa. Ni siquiera podía disfrutar bien de la comida brindada ante el pánico que me carcomía las entrañas. La asiática también parecía preocupada y junto a la rubia, se dijeron palabras tan bajas que para mí resultaron inaudibles.

—Oye —me llamó de pronto Rose— ¿no escuchaste nada en casa? —Preguntó con cautela. Negué, limpiándome con una servilleta la boca.

—Nop —respondí, inquieta.

—¿Crees que sea grave? —Indagó Park a la chica Hale, que no hizo afán por responder aquello... porque estaba yo.

Apreté los labios y me encogí en mi posición. Significaba acaso, ¿que sí lo era? Tragué duro ante la idea de que pudieran hacernos daño, a nuestra familia o a los Cullen.

the 1 (Jasper Hale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora