the 1 (Jasper Hale)

C h a p t e r 3 8

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Observé a Bella que llevaba quién sabe qué en el pickup. Ella sonrió, inocente, pero aguardando a por mí.

—Entonces, ¿me acompañas? —Curioseó. Ir a la reservación no era algo que me quitara el sueño, menos sabiendo que allí no era territorio seguro. Jasper me lo había explicado hace algún tiempo que entre los árboles de esa zona corrían bestias a las que temer.

—No lo sé, Bella. Ni siquiera me has dicho qué es eso —mascullé apuntando a dónde algo iba cubierto por una vieja manta— ¿es chatarra?

—Algo así, pero el plan es que deje de serlo —respondió— te dije que no te dejaría sola, Jan. Por favor, acompáñame —me pidió.

Asentí resignada y subí rápido por una sudadera. Desgraciadamente, aún no tenía mi ropa del todo limpia y entre ellos mis suéteres, así que me tuve que ver en la necesidad de ponerme uno de los de Jasper.

El plan de deshacerme de ellos había sido un rotundo fracaso, pero al menos me servía para salir de los apuros como ese.

Una pequeña casita roja y desgastada se abrió paso frente a nosotras. La reconocía como la casa de los Black, los amigos de papá. Nos había dado especificaciones de cómo llegar y su apariencia para que fuesemos a ver a Jacob, el menor de la familia.

El muchacho nos recibió animoso saliendo de un cobertizo. Llevaba el cabello largo y despeinado atado en una media coleta y su piel bronceada constrastaba en el verde de la vegetación a nuestro alrededor.

A ambas nos abrazó, pero noté el gran entusiasmo que le daba ver a mi hermana que también lucía muy contenta.

—Te trajimos algo —Bells mencionó, apuntando a lo que había en la caja del pickup.

—En realidad fue ella, ni yo sé qué es —jugueteé, haciéndolo reír.

—Es una locura —masculló, revelando las dos máquinas que allí descansaban.

Eso no lo veía venir.

—Wow, motocicletas. No debieron —él pronunció. Yo solo pude quedarme callada y admiré eso. Ninguna de las dos sabía conducir el vehículo y yo no podía imaginarme sobre una de ellas.

Gracias al cielo, solo eran dos, el camino estaba despejado para que yo no lo intentara y salvara mi pellejo.

—Las saqué del deshuesadero —informó. Jake y yo nos dimos una miradita rápida, algo asombrados por eso. Ella carraspeó y sonrió fingiendo excitación, echando una que otra ojeada a aquello—. Creo que costará más arreglarlas que lo que valen, pero luego pensé que si tuviéramos un amigo mecánico que nos ayudara...

—¿Me consideran el amigo mecánico? —Black adivinó.

—Eso es lo que dijo —susurré, sonriendo, pensando en lo mala idea que era esto, sin embargo, tal vez debía ver el vaso medio lleno y darle una oportunidad. Quizá buenas cosas saldrían de ese experimento y tener la mente en algo más que no fuera la tarea me ayudaría.