¿Estás de acuerdo?

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Incluso si no, no había de otra.

-¿Qué dices?

Si mi silencio fuese mejor que mis palabras no abría llegado a esto.

-Hm... Supongo que... -Inhalé y exhalé despacio, quizás eso me calmara -Puedo intentarlo.

****

Llevo solo dos sesiones de terapia, una especial y bastante divertida de cierto modo. Ésta vez, obtendré los resultados del dibujo mágico que me pidió pintar mi terapeuta.

-¿Estás emocionado?

-Sí, ya quiero ver mi dibujo otra vez y ver que resultados tuve

-¿Si sabes que no es una evaluación que requiera una escala de notas o algo así, no? Digo, no es como si fueras a reprobar o ganar algo

Si bien tenía razón, (y no es que no lo supiera) Fugo me rompió un poco el corazón.

-Sí, lo sé.

«Si tan tonto es, entonces no sé porqué hago esto»

Teníamos nuestras horas juntos, aunque, con diferentes personas. Mientras Fugo trataba sus problemas de ira con terapias de meditación y cosas por el estilo, yo pintaba, dibujaba, y narraba tonterías de mi vida mientras quien me trata escucha y anota todo.

Usaban métodos bastante distintos, y supongo que por eso el resultado no era igual. La primera vez que vine tenía la cabeza llena de ideas raras que me metieron los chicos de como sería esto, y obvio, no creí que esto fuese a funcionar, porque bien, no le encontraba sentido a sentarme unas horas (o dos en nuestro caso) solo para charlar de las cosas que me gusta hacer. En serio no le veía sentido.

No obstante, Fugo estuvo conmigo todo el tiempo que pudo, de hecho, casi mata a quién nos separó.

Cuando me senté en aquella silla, en esa sala tan tontamente "natural", no pude evitar ponerme un poco nervioso y a la defensiva, sobretodo porque no quería contarle mi vida a cualquiera. Digo, si me costó con mi familia, sería peor con un desconocido. Y así fue, un completo desastre los primeros minutos.

Primero me preguntó si solo prefería hablar o pintar mientras lo hacia, y para no verlo, dije que quería pintar. Luego me dio el dichoso dibujo mágico: un mandala.

Al principio solo dije cosas tontas como la música que me gustaba y porqué (de hecho, me dejó poner a Snoop Dog de fondo mientras hablábamos), colores que solía usar, comida favorita, etc, etc.

«Después de esto es seguro que el terapeuta sepa mas de mi que el mismo Fugo y Bucciarati juntos» Aquello me inquietó un poco, y a su vez, me gustaba no temer por su opinión, era como si no me importase contarle a un extraño porque de todos modos no causaba daños hacerlo. No había preocupación o regaños en medio, solo un tipo que habla y otro que escucha. Nada más.

Me dijo que pensara en él como un diario, un amigo imaginario, la voz de mi consciencia, o un ángel de la guarda, ya que era solo un simple consejero en mi vida, pero que no estaba ahí para tomar desiciones por mi, que él estaba solo y únicamente para guiarme por el camino mas favorable, pero que, al final elijo yo por donde ir.

Me gustó eso, libertad y orden a la vez, me daba opciones pero no me encerraba en ninguna. Era exactamente lo que necesitaba.

«Esto es realmente relajante~»

Una vez acabó, me dijo que hablaríamos de mi dibujo la siguiente sesión, y que llevara una lista de canciones, unas tranquilas, unas que me hagan feliz, otras que me pongan tristes, y canciones importantes para mi.

Por ti volaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora