Un antes y un después.

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La cara que se movió de entre muchas otras.

Tal y como lo teníamos previsto han pasado tres días desde que Narancia está internado para ayudarlo. En los primeros dos, casi tres días, logró sacar de su organismo todo rastro de la droga, el tercero es hoy, en que nos van a entregar su informe psicologico.

En estos tres días Bucciarati me ha permitido ausentarme, pero claro que prometí devolverle el gesto de algún modo.

Últimamente se ha notado raro, Mista me ha dicho (porque arreglamos las cosas) que por momentos se centra tanto en algunas cosas que no reacciona, o que dejó de ser tan cálido como antes. Pero es normal, todos cambiamos luego de esto.

Ahora mismo me encuentro sentado junto a la sala del director del hospital, Bruno me acompaña pero me aseguró que no podría ser por mucho, que tenía asuntos importantes que atender en otro lado.

«¿Más importante que Narancia? Es prácticamente su hijo asi que, ¿Qué puede importarle más que él?»

Si lo observo con atención, es complicado decir que piensa o siente, solo que se le ve preocupado por su ceño fruncido, pero si un desconocido lo viera no vería anormalidad en él.

Sinceramente estoy preocupado, por lo inciertas que pueden ser las cosas y los altibajos que estamos obligados de algún modo a vivir.

Estos papeles pueden ser un antes y un después en nuestra relación como grupo.

—Bucciarati... ¿Qué se supone que suceda ahora?

—... ¿A qué te refieres?

—A Narancia, ¿Crees que pueda volver? ¿Que sea lo correcto?

Bucciarati me miró y con suspiro apoyó su espalda en la blanca muralla, miró el techo de forma vaga y casi con un tono de preocupación dijo: —Solo dependerá de Narancia.

Para entonces no sabía que pensar, sería un quiebre enorme no tenerlo cerca, y tenerlo, podría ser un cambio aún peor, no había modo de saber lo que sucedería, o por el contrario, lo que debía suceder.

Nadie ha hablado mucho con Narancia, por más que hayan tratado solo se ha dirigido un poco a mi. Pero no ha sido la gran cosa, solo me habla que odia los hospitales cada vez con más razones. Lo que me causa curiosidad, y culpa por ser el único digno de oírlo. Debe sentir miedo de Bucciarati, tal vez por la culpa de haberlo desobedecido, y vergüenza con los demás, ¿Pero y yo? ¿Qué sucede en nuestro caso? No creo ser la persona que deba escucharlo... Me gusta hacerlo, mantenerme cerca de Narancia cuanto pueda, pero no me creo capaz de entenderlo, y mucho menos de empatizar por el hecho de que dio su vida por alguien más.

«¿Fue un acto por nobleza?»

El psiquiatra lleva un rato charlando con Narancia, no lo he escuchado levantar la voz o aventar cosas así que asumo que todo va bien. O al menos eso quisiera creer.

—Fugo —Me llamó Bucciarati en la posición de antes —¿Te sentirías mal si... Tomara cierto poder sobre uno de ustedes?

—¿Poder? ¿A qué te refieres...?

—Algun tipo de preferencia

—¿Hablas de Narancia, no es así?

—Efectivamente

—Entonces... Supongo que no. Sé cuanto lo amas, y me parece bien que sea así... ¿Por qué la...?

—Volveré mañana por la mañana, entrégale esto a Narancia.

Tal y como llegó, Bruno se marchó del lugar.

No hice nada para detenerlo, sin decirlo o hacer algo al respecto tenía un aura poderosa que me impediría hacerlo aunque hubiese querido. Cuando su figura desapareció y sus pasos ya no se oían del lado contrario del pasillo se acercaron dos enfermeras con una silla de ruedas. Al segundo la puerta a mi lado se abrió. —Disculpa pero... ¿Y el señor Bucciarati? 

—Dijo que tenía asuntos pendientes, que pueden comunicarme lo que sea a mi.

Lo cual no era mentira en absoluto.

—Pues... He determinado que el paciente debe quedarse un poco más, para hacerle más exámenes.

Me paré de la silla bruscamente —¿A pasado algo malo? —Deduje asustado.

—No, no es algo tan terrible pero... Creo que Narancia a hecho trampa.

—¿Trampa?

—Es como si hubiera respondido todo correctamente a sabiendas de que así saldría antes.

—¿Dice que mintió? ¿Por qué?

—No parece querer cooperar. He visto estos casos anteriormente, los pacientes fingen estar bien y evitar el tema para bloquearlo de su mente y hacer como si nada hubiese ocurrido, pero el más minimo estimulo los puede quebrar. No es sano reprimirse, y no obtendrá resultados si sigue este camino. Espero me entienda.

—S-sí... Lo entiendo perfectamente...

Las enfermeras pasaron a mi lado con Nara en la silla, el director se despidió y me permitió seguirlo.

«No tiene buena cara...»

Al entrar a la habitación lo dejaron junto a la cama para ayudarlo, pero él se paró de la silla y se acostó solo. Iban a quejarse pero abrí la puerta en señal de hacerlas desaparecer. Miraron a Nara para oponerse pero este se volteó cubierto por las sabanas. No tenían nada que hacer.

Cuando salieron cerré la puerta y me senté a la silla junto a él. —Hey~ ¿Cómo estuvo la charla? ¿Muy aburrida?

—Sí.

Bajé un poco las sabanas para verle el rostro —¿Te encuentras bien?

Miró a un costado por un segundo —Estoy cansado

—¿Quieres que me duerma contigo?

Negó con la cabeza.

—¿Pongo tu música?

Su mirada que estaba perdida volvió a la mía como una estaca. Era como si con eso me dijera que solo estaba cansado y ya, sin más, sin entrelíneas.

—¿Puedo... Ayudarte en algo?

Entrecerró los ojos un poco... Sin brillo, sin resplandor. Una opacidad descomunal.

—Estoy bien, Fu. De verdad lo estoy.

—... ¿Por qué no dejas que te ayuden?

—¿Sabes? Estoy harto de estar solo y nunca estarlo.

—¿Cómo?

Tomó las mantas débilmente y volvió a cubrirse —Aprovecharé a dormir mientras es de día...

«Otra vez no pudimos hablar más que esto»

—... Bruno estuvo aquí hace un momento, me pidió que te entregara esto. —Dejé el encargo junto a su velador —Saldré por un rato, no iré muy lejos así que estaré cerca por si me necesitas.




—Y Nara... Te quiero.

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-Masha~

Por ti volaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora