Dependencias emocionales.

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Porque cuando de ti se trate...

—¿Secco? Hey chico~ ¿Dónde estás?~ —Canturreó el tipo de cabello verde.

Los años habían pasado, él era todo un adulto y aún me quedaba mucho por recorrer a mi. Quisiera verlo o no, tenía razón, ya no soy lo que necesitaba.

Activó su stand cubriendo su cabello de curioso color, raspó su voz, e hizo lo que menos quisiera haber visto de él.

«No lo veas, no lo veas, no lo veas»

—Siempre me has mirado con los mismos ojos

De reojo su figura en el piso cual maldito perro rastrero me enfermó.

—¿Por qué lo haces? ¿Por qué actúas así? Tú no eres esto —Retrocedí.

—Yo soy muchas cosas, soy otro yo, ¿y tú? sólo eres una versión fea de lo que eras

—Esta versión de mi mismo no es igual, ya no dejo que nadie me haga daño...

—Veo tus cicatrices mejor que ninguno. Conozco cada rincón de tu ser.

—No pretendas engañarme, no me hagas creer que me entiendes...

—Pero lo hago, eres un niño, pasé por lo que estás viviendo hace años, no puedes contarme nada nuevo.

—No lo hagas, detente...

—Narancia Ghirga, sal de mi vida ahora mismo

—Eso no se va a poder.

—... Eres un enfermo. —Dijo saliendo del cuarto.

«¿Llorar? ¿Quieres llorar, Narancia?»

Tan cruel y sin piedad... Tan duro como distante... Doloroso como en uno de sus vídeos, pero nunca igual a cuando los estelarizaba para él.

«Quiero mas, no puede ser todo»

—¡Narancia!

—¿Fugo?

En el suelo, con ambas manos alrededor de mi estómago como si me hubieran dado una paliza entre diez, mas que perdido y desorientado. ¿Fugo puede verme peor?

—Narancia, ¿Qué pa...? Olvidalo, salgamos de aquí. —Me levantó del piso como si fuese una pluma y con cuidado acomodó mi ropa hasta que cayó en cuenta de lo que había detrás.

—... ¿Cuántas cintas viste?

—... No las suficientes...

Con mi mano unida a la suya me arrastró fuera de ese lugar, ese horrible lugar.

Al llegar a la puerta Fugo dijo algunas cosas, pero lo único que recuerdo con claridad es la cara de Secco sin expresión a un costado de ese enorme tipo pretendiendo ser su perro por... Ni idea porqué.

—De todos modos gracias por todo, que pasen buena noche —Agradeció.

—Te veré pronto mi chiquitín~

Caminamos un rato bajo las estrellas hasta que ya no estuviéramos a la vista de Secco y Cioccolata (por orden de Fugo).

—Ahora sí, desde aquí no nos podrán ver —Dijo mirándo alrededor para asegurarse. —Por otra parte, ¿Cómo te sientes?

—Quiero un abrazo...

Fu soltó un suspiro como si hubiera entendido todo y me abrazó. Acarició mi cabello dulce y cariñosamente por un buen rato hasta que me sentí ligeramente menos decaído.

—Lo siento por arrastrarte a esto... No valió la pena

—Está bien, me imagino que esto era importante para ti —Habló comprensivo.

Por ti volaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora