No entiendo nada.

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Cuando el mundo daba vueltas.

Extraño los desayunos con Bruno, salir con Mista, comer pizza y escuchar como Abba me regaña, pero sobretodo... Extraño como era todo antes de esto.

Hace un rato una enfermera me devolvió mi celular, Bucciarati me llamó y hablamos por varias horas, al menos hasta que me medicaron de nuevo para dormir. Sonaba agotado pero procuraba fingir amabilidad, pero no porque ya no lo sea, sino que todos tienen límites... supongo. 

En conclusión, en un par de horas las cosas podrían cambiar, ¿Pero cuando no lo hicieron? 

Mirando al techo levanté mi mano, me veía pálido y un poco más delgado —Me siento ligero... creo que estoy bien. 

Lo que ocurrió en Amalfi... no estoy feliz con ello, pero después de que Bruno me regañara tanto creo que no volveré a cometer un tontería así, al menos no sin que él se entere primero. 

Según creo son las nueve o tal vez diez de la noche, no he dormido nada desde ayer, y tengo hambre, pero me niego a llamar a Fugo o comer en un hospital. Por suerte tengo una ventana no muy lejos de mi cama que me permite mirar afuera, al menos así no me aburro mirando las paredes o viendo por milésima vez mis regalos. 

Estos días he estado medio dormido o demasiado decaído para prestarle atención a las cosas, pero gracias a eso he podido escucharme un poco más en lugar de vivir hacia fuera como hago todo el tiempo. Es un poco... raro, hace mucho que no tenía tanto tiempo para pensar, aunque ahora no son cosas malas las que me rondan en la cabeza. 

Tomé asiento para tener mejor vista de mi alrededor, habían flores, globos, peluches, chocolates que me prohibieron comer, golosinas y varias cosas. Se siente como si estuviera de cumpleaños pero me fuera a morir pronto. Como una despedida, mejor dicho. 

Abrí el cajón a mi lado, según lo poco que recuerdo Fu sacaba el libro de ahí para leerme. 

-¿Otra carta?... Es de Fugo...

La leí un par de veces, pero aún así... de alguna forma sonó vacía. Pensé en quemarla, o romperla, o algo así, no la quería cerca, al menos no en ese momento. Sigo creyendo que no quiero saber nada de Fugo. Le agradezco que me cuidara, que pensara en mi (si es que lo hizo) y todo eso, pero por como lo veo, soy un capricho para él.  

-Principito... pff.

Arrojé la carta de vuelta al cajón. No estoy molesto con Fugo, insisto en que de verdad agradezco que estuviera a mi lado, pero estoy cansado, no quiero dar explicaciones de porque hago las cosas que hago, mal o bien tengo la edad para valerme, y el único que me puede exigir respuestas es el que más considera mis silencios. 

—Hum... ¿Sonará raro? Narancia... Es algo forzoso pero...

Dejé caer mi peso sobre la cama nuevamente.

«Estoy harto de algo pero no sé de qué.»

No puedo decir que estuviera ansioso pero me hacía sentir un poco mejor pensar en volver a casa, disfrutar de comida normal y dormir hasta tarde, estar calentito en mi cama y rodeado de los juguetes que Bruno suele comprarme.

«Creo que es solo una formalidad, al fin y al cabo vivimos juntos desde hace mucho»

Recuerdo muy poco del tiempo que estuve con Santoro... Son como recuerdos vagos de un sueño o algo así; ni siquiera puedo llamarlo pesadilla, no tuve miedo en ningún momento, ni me sentí mal por nada en especial, bueno, además de los efectos de la porquería que me metió. El punto es, que no sé describirlo bien, fue como tomarse un desvío de algo, pero tampoco tengo idea de a dónde iba principalmente así que solo vuelvo a empezar.

Por ti volaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora