Padre e hijo: Día 3.

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La noche se ha sentido demasiado corta, sin mencionar que algo extraña; era la primera vez que no pude pegar las pestañas por la banal idea de que alguien dormía en la habitación de al lado, y que ha sido invitada por voluntad propia y no fuerza mayor.

No tenía palabras y no tenía ningún ligero síntoma de sueño, en definitiva, una noche peculiar.

-Hey tú, ¿hasta qué hora duermes?- Entró Abbacchio irrumpiendo en mi habitación.

Aparentemente sí logré dormir de algún modo, pero estoy cansado, lo que me lleva a pensar: "siempre puede ser peor, pude haber dormido menos" por lo que me quedé en silencio hasta que Abba dijera algo más.

-¿Y bien?-

-¿Cuánto llevas despierto?- Gruñí entre mis sábanas.

-Son las 11 am, yo suelo despertar ha más tardar a las 8:30-

-¿Por qué demonios? ¿Haces ejercicio o algo así?-

-Naturalmente, este cuerpo no se mantendría bien si solo bebiera-

-... Iré a preparar el desayuno-

-Ya me adelante, solo vistete y vamos a desayunar-

Abbacchio salió sin decir nada más, admito que me tomó por sorpresa porque ahora parecía un pésimo anfitrión.

Al encontrarme al fin una teñida algo mas casual, volví mi vista a la cocina dónde me distrajo un poco la ropa de Abba. Usaba unos jeans negros con una camisa morada de mangas cortas, que si no fuera porque es cuidadoso diría que estaba a punto de reventar por sus músculos. Quizás la use así a próposito.

-Lamento que te tomaras esta molestia- Me senté frente a él en la mesa dónde había algunas tostadas con mermelada junto al café.

-Ni lo menciones- Desvió con un ademán de manos.

-Por cierto, hoy vuelve Narancia y Bruno, ¿Has sabido algo de ellos?-

-Lo último que supe es que estaban por llegar a la reunión el día de ayer, desde entonces Bruno no me ha hablado- Respondió mientras acaba su pan.

-¿Crees que haya pasado algo?- Comenté un tanto angustiado por la idea.

-Lo dudo, hablamos de Sticky Fingers y Aerosmith, además, piensa en la fuerza de sus usuarios... yo temería más de sus instintos asesinos que de cualquier otra cosa- Respondió entre risillas.

-Ya veo, sí que confías en ellos- Sonreí de lado aún pensativo sobre su ubicación.

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Ya estaban por ser las cuatro de la tarde y los chicos aun no daban señal de volver, y lo que más nos alteraba era que Bruno no le contestaba ningún mensaje ni llamada a Abbacchio.

Éste, pese a que se hacía el rudo y el calmado no dejaba de desbordar nervios, era un poco extraño de ver.

Hola Narancia, me preguntaba si todo marchaba bien, ya sabes, creo que ya deberían haber vuelto, ¿ocurrió algo que los retrasó?

No, no... que asco de mensaje.

Hola Narancia, ¿A qué hora volverán?

Suena muy frío.

Hola Nara, ¿todo bien? ¿por qué no han vuelto? Por favor respondeme cuanto antes, nos preocupan.

-Cómo sea- Bufé por lo bajo mientras mensajeaba a Narancia por primera vez sin que Abbacchio lo notara.

-Supongo que fue culpa de las paradas, ya sabes que el transporte a veces falla-

Por ti volaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora