Hijo único.

75 12 20
                                    

Scusami se

Colgué el bolso en mi hombro, abracé mi media naranja y caminé lento por el pasillo hasta llegar a Bruno.

-Hola -Lo saludé bajo.

-¿Y Fugo? -Preguntó mirando el pasillo vacío.

-No lo sé, la verdad creí que tú le pediste salir o algo, no está en el radar

-¿Pelearon?

Bufé fuerte mirando a un costado -Algo asi, sí. -Rodé los ojos.

Suspiró poco sorprendido, infló el pecho y volvió a su actitud de trabajo. Suele pararse recto, acomodar un poco su cabello y curvar las cejas antes de todo.

Tomó la perilla y abrió la puerta del director sin tocar ni preguntar si podía entrar o no; al parecer iba decidido a sacarme sin aceptar un "no" como respuesta.

-Buenos días. Vengo a retirar a Narancia.

El tipo quedó tan sorprendido cuando Bruno entró de ese modo que hasta los lentes sus dejó caer -S-señor, no puede hacer eso. El paciente aún está en revisión, no hemos determinado si es sano o no que salga tan apresuradamente. Además, como hablamos la última vez, señor Bucciarati, solo el tutor legal puede venir a retirarlo.

-Y yo dije que vengo a retirar a Narancia, mi hijo. -Bucciarati incrustó un fajo de papeles sobre la mesa y se los extendió. Se veía atemorizante.

-¿Hijo? Es imposible, apenas tiene mas años que él -Medio sonrió apuntándome.

-Esos son los papeles de adopción; lleva mi apellido, por tanto, es mi hijo. -Se paró recto y se cruzó de brazos -¿Y bien? ¿Los leerá? No tengo todo el día.

El tipo se lo pensó dos veces pero igual tomó los papeles y los leyó. Quedó boquiabierto.

«¿Cómo los consiguió tan rápido?» Pensé. Pero es Bruno, el puede mover montañas si así lo quisiera.

De repente perdí el interés por ver que ocurría. Jalé despacio la ropa de Bucciarati -¿Puedo esperar afuera?

Pestañeó un par de veces y aceptó. Me dijo que si quería podía esperarlo en el auto, y que por favor tuviera cuidado porque no sabía cuanto podría tardar peleando.

Salí sin importarme mucho si el tipo hacía escándalo o no, de todos modos no me agradaba, además, Bruno estaba por encargarse del asunto.

«Me siento aburrido... aún»

No importó que fuera a salir, algo en mi se sentía extraño, como un vacío, pero no me siento mal por eso, solo me aburre y me cansa. Es como frustración, pero tampoco haré nada al respecto.

«No... había una palabra, he oído a Fugo decirla mucho...»

Mientras me dirigía a la salida algunas enfermeras me miraban algo raro, pero dudé de que fuera porque me reconocieran, después de todo llevaba muy poco tiempo en su loquero, así que no les di importancia.

«Creo que tiene que ver con eso...»

Sin importar cuanto me esforzara no había manera de llegar a la palabra así que me rendí.

Llegué al auto, ésta vez era uno de color rojo, que usualmente no usamos mucho. Entré, me senté en el sitio del copiloto y apoyé mi naranja como si fuera una bolsa de aire para hundir la cabeza sobre ella.

-Que calor, cuando llegue me voy a cambiar... Y a duchar... Y comer... Y...

«No hay más.»

Me abracé despacio a mi naranja... de repente tuve un fuerte sentimiento de que debía dormir así que cerré los ojos y traté de relajarme.

Por ti volaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora