Deseo que...

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Para mentir se requieren dos personas, uno que crea y otro que mienta.

Luego de esa charla accedí a estudiar con Fugo. No puse excusas ni nada parecido, solo usé lo poco que me quedaba de concentración para acabar rápido con las clases.

Fue tan difícil tratar de pensar en ese momento...

-Naranjitas, ya pasó un rato desde que salimos así que te preguntaré,¿Pasó algo con el rubio? ¿Te fastidió mucho? -Cortó Mista mis pensamientos.

-Oh no, todo bien, solo fue aburrido -Le sonreí para no levantar sospechas.

Hizo una mueca y cambió el tema. -¿Te parece ir a prácticar?

-Eh... ¿Y si mejor vamos a un lugar mas tranquilo? Fugo me mantuvo ocupado y no descansé bien -Mentí con la mirada clavada al suelo.

-Mn... Sí, está bien por mi, supongo.

Nunca estuvo en mis planes, ni nunca sugerí lo contrario, y aún así... «Prohibido enamorarse»

A la mierda eso, nunca pensé en enamorarme y ya me estaba poniendo límites. Es más, ¿Quién mierda se cree para ponerme límites?

-¿Sabes qué? Vamos al campo de tiro. Quiero destrozar algunas cosas -Le comenté a Mista volviendo a mi ánimo de siempre.

«Nadie me pondrá límites.»

-¡Que bien, ese es mi chico! -Revolvió mi cabello.

El lugar estaba algo lejos pero llegamos bastante rápido.

-El juego se extiende a todo el campo, el que destroce cien objetos distintos gana.

-¡Voy!

En general jugabamos este tipo de cosas en lugares abandonados, así que era bastante divertido ir de sitio en sitio con él.

-Solo hay una regla, sin stands -Rió divertido.

Nos pusimos espalda contra espalda (aunque fue raro ya que es mas alto que yo) y contamos hasta tres.

Habíamos hecho esto un par de veces antes, aunque nunca sin nuestros stands. En parte porque a los Sex Pilstols les gusta jugar y pedir comida a cambio de cooperar.

Esta vez el lugar era una mansión, o un castillo, ni idea. Pero era enorme, tanto que algunas habitaciones aún estaban amuebladas.

Corrí lejos, ni siquiera supe cuánto, o a dónde pero lo primero era buscar con que romper cosas.

«¿Un palo? ¿Sillas?» Pensaba mientras corría en busca de algo. En eso el brillo de unos vidrios rotos dio en mi ojo y me hizo parar. Entré a la habitación, el techo estaba destrozado pero habían cosas que romper.

Primero tomé el marco que colgaba en la pared y lo lancé con fuerza a la ventana -¡UNO! - Grité fuerte (según las reglas) -¡DOS, TRES, CUATRO! -Salté sobre los muebles para quebrarlos

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Primero tomé el marco que colgaba en la pared y lo lancé con fuerza a la ventana -¡UNO! - Grité fuerte (según las reglas) -¡DOS, TRES, CUATRO! -Salté sobre los muebles para quebrarlos.

Por ti volaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora