No lo dudes.

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Debajo de todo ese coraje había un chico asustado.

—Lo volveré a preguntar por milésima vez... ¿Estás bien, Narancia?

Se abrazó a mi pecho ocultando su rostro ruborizado y no hizo mayor gesto que mover su cabeza en negación a mi pregunta.

«Ahora si lo arruiné en grande»

—¿Quieres hablar de esto?

Apretó mi ropa débilmente sin despegarse de mi.

—Nara... Yo...

—Lo siento.

Eso me dejó anonadado.

—P- perdón por eso... De verdad —Dijo con un hilo de voz.

—Narancia no tienes que...

Sentí como sus lágrimas mojaron mi ropa y entendí que esto se volvió mas personal de lo que pintaba ser.

—Oh Nara, ¿Qué ocurre? ¿Por qué lloras? —Sobe su espalda.

—Mierda, lo siento, no debí hacer eso Fugo, de verdad que no, y-yo solo

—Hey, hey... Calma, no te apresures —Traté de sonar lo mas comprensible posible —Ven, sientate aquí —Palpé un lugar delante de mi.

Con lentitud se sentó dónde le indiqué pero se negaba a mirar algo que no fueran las puntas de sus pies.

—Ahora sí, cuentame el motivo de tu llanto

—Es que... No debí, perdóname, eso seguro fue raro y estuvo mal, o... O no sé, fue horrible  —Cubrió su rostro con sus manos.

—No sabía que soy tan desagradable —Bromeé.

—¡No! ¡No quise decir eso! —Protestó sin chistar.

—¿Entonces? —Ladeé la cabeza.

—Yo... Fuiste mi... No puedo creer que seas mi... Mi primer beso —Murmuró.

Me sorprendió un poco aquella revelación, puesto que Narancia es un chico bastante guapo y carismatico nunca puse en duda su inexperiencia en estos temas.

—Bueno... Si te sirve de algo también fuiste mi primer beso —Le sonreí para calmarlo.

Una voz fugaz y conocida hizo eco en mi cabeza: «De algún modo.» Basta de risas.

—¿Qué? ¿De verdad? —Me miró apenas.

Solté un pequeño suspiro con un semblante distinto al anterior —Solo es un beso, no tienes porque alterarte —Limpié las pequeñas lágrimas que caían de sus mejillas —No voy a juzgarte ni a decirle a alguien sobre esto, si es eso lo que te preocupa.

Me miraba con una expresión tan curiosa que no pude dejar de mirarlo con atención.

—¿A ti no te importa? —Curvó los labios hacia abajo.

—No me importa tanto como el hecho de que no pareces bien. —Lo tomé de las mejillas para que fijara la vista en mi —Narancia, lamento no haber sido el primero beso que esperabas, pero...

¿Cómo continuar pidiendo perdón por algo de lo que no soy responsable?

Rememorando la situación de hace dos minutos, Narancia me besó a mi, nunca lo obligué...Y aún así siento en el pecho el querer pedirle disculpas.

—Fugo... ¿Te parezco una basura? —Me preguntó volviendo a llorar con intensidad.

—¿Qué? ¡Claro que no!

Por ti volaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora