¿Por qué te quedas?

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Tengo un dolor horrible en los hombros, me hormiguea todo porque llevo horas en una posición bastante peculiar de la que no deseo salir, y lo que mas me pesa es caer dormido sin poder disfrutar más.

-Fugo, ¿estás despierto?- Me llamó Abbacchio con voz ronca.

-Sí, sí... lo estoy- Contesté dormilado.

-Será mejor que vayas a descansar, no quiero que mañana duermas todo el día-

-No lo haré- Dije abrazándome un poco más a sus piernas.

Suspiró pesado y aceptó.

Confieso que ni siquiera sabía que veíamos, pero descansar sobre sus piernas mientras apoyaba una mano sobre mi hombro me hizo sentir muy tranquilo.

Supongo que todo partió cuando tuvimos que cambiar la pelicula por otra y se nos ocurrió beber mientras tanto; desde ahí todo se volvió muy cómodo, Abbacchio se desenvolvía más y más, incluso se quitó la prenda superior de su pijama por el calor provocado, luego recuerdo que... Abbacchio me rodeó con su brazo por sobre mis hombros, estuvimos en esa rara posición un rato largo, supuse que es algo que hacen los padres normalmente con sus hijos, ya saben, ver peliculas, comer, abrazarse un poco entre familia es normal, así que no lo tomé en cuenta y seguí concentrado en sus peliculas. Al inicio del cuarto filme me encontraba descansando sobre sus piernas en tanto él jugaba a enredarme el pelo (algo a lo que parece que se acostumbró) Y así fui relajándome hasta que sentí mis párpados pesados y mi cuerpo débil; debía dormir pero... ¿eso no volvería a ocurrir, o si? Lo tomé como una oportunidad de saciar algo que mi cuerpo involuntariamente quería

-¿Fugo?-

_______________

Desperté a las doce del medio día cuando un aroma a comida inundó mi departamento. Era dulce y delicioso solo olerlo, pero no quería salir de mi cama.

-...- Miré a todas partes, era mi habitación sin dudas -¿Cuando me acosté?- Solté confuso.

Me dolía un poco la cabeza pero no era nada tan grave como una resaca... pese a eso, no recuerdo el haberme acostado. Al correr las sábanas que me cubrían noté que mi pijama estaba intacto y mi cabello en el reflejo del espejo de mi habitación decía lo mismo.

Creí que no sería nada importante, estaba cansado despues de todo.

Fui hasta dónde el olor me dictaba y me pillé con Abbacchio preparando el desayuno otra vez.

-Buenas tardes, mentiroso- Soltó dándome la espalda mientras preparaba una taza de café y otra de té.

-¿Mentiroso?- Fruncí el entrecejo tomando asiento.

-Así es, anoche me prometiste no dormirte y lo hiciste sobre mis piernas- Dejó mi taza delante mio.

-Ah... y-yo lo siento- Me disculpé nervioso -No quería arruinar la noche con banalidades- Rasqué mi mejilla con una mueca.

-No es una banalidad dormir, es una necesidad- Suspiró tomando asiento -No vuelvas a hacerlo, no quiero que duermas mal culpa mía- Corrió su cabello detrás de su oreja sin verme una sola vez.

-No volverá a ocurrir- Aseguré en pos de acabar rápido la conversación.

-Espero que ésta vez cumplas tu... palabra-

El celular de Abba interrumpió sus aires de padre atontandolo en solo un segundo.

-¿Abbacchio?-

No tomó en cuenta mi llamado pero por como movía los labios supe que quería decir -Claro... te amo- Pareció responder.

Carraspeé y di un sorbo de mi café para darle naturalidad a mi pregunta -¿Qué te pone tan feliz?-

Por ti volaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora