¿En serio crees que lo estoy?

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Pasar la tarde con Fugo no fue nada tan terrible como pensé, incluso hasta lo disfruté un poco; me parecía divertido pelear con alguien todo el día y que entendiera mi raro sentido del humor, o que fuera el mismo.

Al comienzo creí que era un completo idiota que vivía en su arrogancia, pero luego que di cuenta que en realidad solo se estaba portando como lo hacían con él.

De cierta forma eso hizo más fáciles las cosas, ya que eso significaba que si yo lo molestaba, él lo haría de vuelta sin resentimientos, como un juego y ya.

"Deberíamos volver, Nara" Eso se me repitió un par de veces hasta volver a la habitación, quise preguntarle a Fugo pero no parecía con ganas de hablar.

-Lo mejor será que descanses, yo debo hacer algo antes- Y se marchó dejando la luz apagada y sus cosas en mi habitación.

Saber eso al menos me daba la seguridad de que no estaba solo, que Fugo estaría ahí cuidando de mi, aunque solo hubiera un violín para asegurarme su regreso.

Entonces, de la nada caí dormido, y ni siquiera sabía cuanto demoré en eso.

-¡Narancia!-

-Narancia~-

-Naran...cia...-


-Ma...dre-

No sabía bien de que se trataba, pero el olor a hospital, y los sonidos del reloj no me dejaban tranquilo.

-Oye...-

Entonces en medio del sueño oí una voz que me parecía familiar.

-Narancia-

Quería despertar pero no podía, era como si todos se alejara de mi.

La sensación seguía y seguía, era cada vez más molesta, y todo se aceleraba; no podía seguir así, quería moverme pero era como si estuviera amarrado a la cama.

-Fu- Fugo-

Sentía que me ardía la cara y a la vez tenía mucho frío, me dolía el pecho cada vez más, estaba harto.

-¿Estás despierto?-

Quería decirle que me sí, que se quedara un poco más, y que no me dejen solo, pero un nudo en mi cuello del tamaño de una piedra me decía que no podría.

-No te...-

Traté de alcanzarlos a todos, pero no podía.

-¡No te vayas!- Grité al fin despertando del sueño.

-¿Estás bien?- Apoyó su fría mano sobre mi hombro.

No podía creer que estuviera ahí y del susto que me dió casi caí de la cama -¡Fugo!- Lo miré sorprendido -¿Qué... haces aquí? Pensé que te habías ido- Bajé la cabeza por la vergüenza de que me haya visto.

-Venía por mis cosas, me iré ahora- Contestó seco.

Por dentro solo esperaba que se fuera y que no dijera nada del tema, pero si no solo grité en el sueño, eso quería decir que me vió pasando la mayor vergüenza de mi vida.

Refregué mis ojos suavemente, pudo ser que por todos el mal sueño imaginara que Fugo estaba ahí. Pero ni siquiera mi mente quería mentirme, estaba muy seguro de lo que veía.

Por ti volaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora