Quiero saber

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-Tengo calor...-

Me revolví en la cama y di varias vueltas, estaba tapado hasta el cuello aunque no recuerdo haberme tapado. Miré alrededor con pereza, había mucha luz entrando por la ventana y no me dejaba ver bien.

Me refregué los ojos hasta que me acostumbré; pensé en levantarme pero estaba realmente a gusto en la cama de Fugo.

... no entiendo como acabé aquí...

Me senté con la espalda en la fría pared y abracé su almohada, tenía un rico olor a flores y frutillas.

Miré su habitación, estaba muy limpia y ordenada, me parecía que era la cama más cómoda del mundo.

-Que mal, la mía nunca se siente así- Bufé.

A simple vista su habitación no era muy divertida, no tenía posters, fotos, o al menos colores brillantes, no sé porque era tan aburrida, tiene solo diecises años.

Estuve solo un rato, di vueltas, desarmé su cama (aunque sin querer) espié un poco en sus cajones pero solo confirmé lo que ya sabía, no es muy interesante.

Me vestí con la ropa que Fugo me había dejado, me quedaba algo grande pero eso estaba bien para mi, tenía un buen estilo de rapero.

Miré su cama hecha un desastre y la armé nuevamente, no era el número uno haciendo eso pero me quedó bastante bien. Con la culpa limpia busqué mi bandana y fui al baño a lavarme la cara para ir por el flancito.

Caminé por el pasillo hasta el living dónde estaba Fugo leyendo. Apenas levantó la vista para verme cerró su libro y se paró.

-Uh... hola- Saludé agitando la mano un poco nervioso.

-Buenas tardes- Dijo llendo a la cocina.

-¡¿Tardes?! ¿Qué hora es?- Lo seguí.

-¿No viste el reloj de mi habitación?-

Mierda, si se entera...

-No lo ví- Mentí rascándome la nuca.

-Como sea, son las dos y media- Dijo agitando su mano en el aire -Dormiste cinco horas- Me miró de reojo como si esperara una reacción.

-¡¿Cinco horas?!- Grité sorprendido -¡Nooo! La reunión- Revolví mi cabello.

-Olvida eso, ya me encargué- Suspiró sirviéndose un vaso de agua.

-¿Cómo dices?- Levanté una ceja.

-Hablé con Bruno, y como estabas enfermo- Hizo comillas en el aire -Corrió la reunión para mañana-

-¿Enfermo? ¿De qué hablas? Estoy bien-

Rodó los ojos como si fueran a salirsele -Fue una excusa, imbécil-

-¡Oh! JAJAJA ya ya, ya veo- Reí divertido

Fugo solo me ignoró y llevó su vaso hasta dónde estaba antes.

-¿Y por qué mentiste?- Pregunté curioso.

Tomó su libro y lo abrió dónde estaba -¿Por qué? Te quedaste dormido a solo diez minutos de salir, me ibas a retrasar- Contestó un poco molesto cruzándose de piernas para seguir leyendo.

Me senté a su lado y apoyé mi cabeza en su hombro -Es que tu departamento es genial- Sonreí leyendo un poco lo que decía su lectura.

-Primero: Aléjate.- Dijo firme corriéndose a la orilla del sillón -Segundo: No te acostumbres, no volverá a suceder- Bebió de su vaso.

-¿Y qué se supone que haga si te pegas a tu tonto libro?- Apunté a su libro gordo.

Frunció el ceño e inhaló despacio -Puedes ver televisión, solo no me molestes- Exhaló con una pequeña sonrisa que le costó hacer.

Por ti volaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora