9.6 La mano izquierda

186 47 8
                                    


Aburrido – ¿estás tan aburrido como yo?, claro que sí, todo lo que haces es sacarte los mocos, todas las personas son mamá, toda la comida es agua y todos los objetos son papá, eres la niña más aburrida del mundo y te he visto metiéndote el dedo en la nariz.

– Mama.

– Te lo dije.

– Ángel – entró diciendo Liam – tu maleta, vienes conmigo.

Raquel lo alcanzó cerca de la puerta y lo detuvo – no hagas esto. Sé que las cosas han cambiado desde que todo esto del fin del mundo comenzó, pero no arreglaremos las cosas si te vas, por favor, el amor que me tenías cuando nos casamos, no pudo simplemente desaparecer, ¿cierto?

Liam bajo la mirada, lo lamentaba, pero el hombre que amaba a esa mujer, no era él y sería peor si se quedaba – volveré tantas veces como pueda, lo lamento.

Como despedida, Raquel lo abrazó.

... ... ...

El coche que robó era lo único que podían darle, cualquier recurso que estaba en sus manos se quedó en la estación a cambio de que protegieran a su esposa y a su hija, una vez dentro, estaban solos.

– ¡Al fin!, todas esas personas y el encierro estaban limitando mi potencial, ¿a dónde vamos? – dijo Ángel con los ojos muy brillantes.

– El cinturón.

– ¡Oh, vamos!

– El cinturón de seguridad.

– Hay un apocalipsis y yo aquí siendo tratado como un niño – ajustó el cinturón y lo señaló para demostrar que era obediente.

Se alejaron de la estación con rumbo a la ciudad y Ángel pasó su tiempo acomodando el espejo retrovisor, abriendo y cerrando la guantera, golpeando el vidrio y haciendo un ruido extraño con los dientes.

[Anfitrión, ¿cuándo nos deshacemos del horrible ser humano?]

– D, déjalo en paz.

– Lo escuchaste.

[Tú no te metas]

– Insisto, dame cinco minutos y reiniciaré esa cosa a sus ajustes de fabricación.

La pantalla del sistema se movió hacia el lado izquierdo de Liam.

[Horrible ser humano, espera a que encontremos al novio...], [digo]

– ¿A quién?

Liam le lanzó una mirada acusadora a su sistema.

[Me iré a hibernar]

– ¿Qué le pasa a tu sistema?, he visto viajeros que los modifican para que sean psicólogos, consejeros, estilistas o buscadores de puntos calientes en los mapas, pero el tuyo, parece un niño.

– Si, claramente es el único niño aquí – aceleró.

Comenzaron a ver zombis a los costados de la carretera.

– Iremos al laboratorio subterráneo de Unite, entraré primero y limpiaré el camino, tú esperarás en el auto, te llamaré con el comunicador, pase lo que pase, quédate en el auto.

Ángel rodó los ojos – sé hacer mi trabajo, dame un arma y los mataré a todos.

– Eso no fue lo que dije, Ángel, debes quedarte en el auto o te regresaré a la estación.

– Pero no seré parte de la diversión.

– Tu trabajo es hallar la cura, puedes hacerlo, ¿cierto?

No soy un virus, soy un acosador (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora