11.47 Cita (1)

163 33 36
                                    

Fila de treinta minutos..., fila de cincuenta minutos..., fila de una hora...

Pensándolo detenidamente, había pasado mucho tiempo desde que fue a una feria, la primera vez fue en familia, vomitó en la montaña rusa sobre la camisa de su padre y el resto del día se lo pasó en la sección de comida con una gran malteada de fresa, la segunda vez fue porque alguien debía cuidar de Renata, pero ella llamó a sus amigos y él se quedó nuevamente en el área de comida mirando un partido de tenis y comiendo una pizza mientras llegaba la hora de volver a casa, hubo una tercera ocasión cuando invitó a Gregory, pero eso no pasó porque él siempre estaba ocupado.

Ese era todo su historial con los parques de diversiones, no podía ir con Sebastián porque él era un reconocido modelo y su día se habría convertido en una firma de autógrafos, así que, por lo general organizaban fiestas en la piscina e invitaban a todos sus amigos, o visitaban un restaurante con salas privadas desde donde se podía ver toda la ciudad.

Más adelante en su vida como Sirios no fue a las ferias porque estaba muy ocupado matando zombis, aunque no tenía quejas, tuvo su torre, cientos de grandiosos centinelas y lo más importante, su habitación y la cama eran enormes. No había razón para salir.

Y durante su vida como Manon, casi no salía, muchos alfas tratando de matarlo. De nuevo, tuvo una gran torre, una enorme habitación y una cama suave - neuronas, regresen a donde deben - se recordó y se dio cuenta que su única experiencia en ese tipo de juegos era su vida como un piloto demente y fue mucho tiempo atrás.

En resumen, era hogareño, demasiado, tal vez debería salir un poco más.

Liam caminaba al frente mientras miraba el folleto y de repente se detuvo al ver que Milton se quedaba atrás - es aquí - sujetó su muñeca y lo llevó a la fila de un puesto de helados.

Dogo ya había sacado su cartera, pero fue Liam quien pagó y se sintió un poco culpable, él era el que trabajaba y Liam era un estudiante a punto de entrar a la universidad, necesitaba cada centavo para la colegiatura, libros y uniformes - oye, yo debería...

- Aquí tienes.

Antes de que Dogo pudiera terminar su frase la vendedora le entregó a Liam un cono de  helado de yogurt de aproximadamente veinticinco centímetros.

- Tenemos una promoción, sí escaneas el código puedes descargar contenido especial y cupones para nuestra tienda en cualquiera de nuestra sucursales, yo por lo general estoy en la sucursal de la plaza - siguió la vendedora mientras miraba fijamente a Liam y acomodaba su cabello detrás de la oreja, mirando su apariencia Dogo le calculó entre dieciséis y dieciocho - puedes visitarnos cuando quieras.

-Oye - atrajo su atención - te pedimos dos helados - se aseguró de sonreír con un gesto que era más una mueca que una sonrisa.

Salieron del puesto de helados con dos conos y Dogo miró el suyo, de quince centímetros de alto, la diferencia era muy grande - iré a escanear esa cosa para reportarla.

Liam lo detuvo - no hace falta, cambiemos.

-Yo ya lamí el mío.

Liam tomó su mano para elevarla y probar un poco - listo, toma el mío.

Dogo parpadeó un par de veces para estar seguro de que acababa de pasarlo que él vio, ese día, Liam actuaba muy extraño, por otro lado, ahora tenía un helado más grande y volteó para que la vendedora y todos sus códigos QR lo vieran, luego lo siguió - la próxima vez yo invito - tenía que averiguar si esa ciudad tenía un restaurante como el que visitaron en su sexta vida o empezar a construirlo.

-¿A qué juego quieres subirte?

Dogo giró la vista con el helado en su mano, en las películas las personas se subían a la rueda de la fortuna de noche para mirar las luces de la ciudad, nunca durante el día, la montaña rusa era laque tenía la fila más larga y aparte estaban varios juegos que desafiaban la gravedad - ese de allá.

No soy un virus, soy un acosador (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora