9.14 Convivencia (3)

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Día cinco.

Sirios estaba agradecido por el laboratorio en su espacio, sabía que uno de los dueños anteriores se definió como un ¡científico loco!, y era el mismo que montó el laboratorio y le ayudó con la primera parte de la investigación.

También sabía que no podía invocarlo cada vez que quisiera, era una especie de boleto o ticket de único uso, la siguiente parte de la investigación estaba por su cuenta.

Y no iba a ser fácil.

Después de varios días logró duplicar un suero que lo mantendría con vida, pero era una medida temporal, hecho eso, pasaron a la siguiente fase, muestras de un zombi convertido.

Ese mismo día Liam volvió al laboratorio con un zombi con los dedos cortados y la quijada destruida, no podría morder ni arañar, lo amarró y miró a Ángel – todo tuyo.

Ángel tragó saliva – primero tengo que hacer espacio en la mesa, ¿vas a comer ahora?, fue un largo viaje, tal vez quieras descansar.

– Iré a bañarme.

– Sabia decisión, aquí te espero – dio gracias a todos los dioses y fue a la habitación de Sirios para que él tomara las muestras.

... ... ...

Tras dos semanas Sirios notó un cambio en su aspecto, manchas negras en la parte blanca del ojo.

– Te ves como un criminal – anunció Ángel al mirarlo detenidamente – el efecto es increíble.

Sirios subió la comisura de sus labios, lo realmente increíble era que después de todos los cadáveres en su armario, fuera ese síntoma lo que lo definía como un criminal – ve a tu habitación niño.

– Liam está trabajando, asegura los accesos y revisa los filtros de aire, tengo otro rato.

– Trabaja mucho, eres afortunado.

– Es obsesivo, lo quiero mucho, pero no lo extrañaré cuando nos separemos.

Eso lo sorprendió – ¿por qué van a separarse?

– Porque sí – lo dijo como si se tratara de algo muy obvio.

– ¿Él lo sabe?

Se escuchó un toque en la puerta y los dos voltearon a verlo – es hora de tu inyección – miró de reojo a Ángel para que se apartara.

Sirios se quitó la chaqueta y subió la manga de su camiseta para dejar libre su hombro izquierdo, al ver que lo inyectaban se sintió un poco mal por Liam, estaba en una relación con un chico que planeaba dejarlo, debía ser muy triste.

Liam terminó y lo miró, su aspecto era algo diferente, no solo por los ojos, su rostro había cambiado y sujetó su barbilla para mirarlo – te vez pálido.

– Ausencia de vitamina D

No era eso, su piel se veía más tersa, Liam se sintió molesto y lo soltó – iré por el termómetro.

Un 36.4 demostró que su temperatura era la normal para un ser humano vivo y Liam lo dejó en paz.

Y ya que estaba solo en su habitación, Sirios tomó una paleta.

Al día siguiente llegaron los chicles.

Parches.

Zapatos.

Camisetas.

Libros.

Ángel miró su habitación y después la de Sirios, hasta un ciego notaría quién de los dos tenía más cosas – confiesa, se lo dijiste, ¿cierto?

No soy un virus, soy un acosador (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora