10.14 Consejos

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Su cuerpo estaba cubierto de sudor mezclado con tierra y producía un olor desagradable, su figura era delgada y el uniforme desabrochado acentuaba su figura, era atractivo, deseable y estaba cubierto de tierra.

– Maldito enfermo – gritó Erick al llegar después de su entrenamiento táctico y fue al refrigerador para tomar una cerveza, casi enseguida recordó que no había cervezas en la base militar, solo agua, aburrida, desabrida y molesta agua – quiero darme un tiro – fue a la mesa y descubrió que ya había alguien ahí, Fred, miró alrededor – ¿dónde están los demás?

– Alex está con el equipo anti bombas, y Katia y mi hermano dirigen un nuevo equipo de investigación para crear una munición capaz de atravesar la barrera de energía de los demonios – recitó.

– Suena muy divertido – se quitó la chaqueta y la dejó sobre el respaldo de la silla observando con detenimiento la expresión afligida – oye niño, ¿has bebido?

– ¿Qué?

– Cerveza, espera aquí – dio la vuelta para volver al refrigerador – L muéstrame la tienda – compró un paquete de seis cervezas y lo dejó sobre la mesa – te enseñaré, primero partes un limón en cuatro partes y humedeces la orilla del vaso, ahora, sobre un plato espolvoreas suficiente sal y le das la vuelta al vaso de esta forma hasta cubrir toda la orilla, si ves un pedazo faltante es que te equivocaste en el paso anterior, agregas el hielo, sirves la cerveza – fue tomándose su tiempo – y aquí es donde algunos dejan caer el limón en el vaso o lo colocan en el borde, yo lo mantengo cerca para esto – chupó el limón y le dio un trago a la cerveza – tu turno niño – hizo gestos.

Desde la ventana Rafael deseó cortar en pedazos al tipo sudoroso.

Fred tomó su vaso, pero no aceptó el limón y bebió.

Erick le sonrió – bebe despacio.

Acabaron con el primer vaso y Erick repitió el proceso – tienes suerte, no hago esto a menudo – como deportista debía cuidarse, nada sería peor que escalar estando ebrio, siempre que bebía era cuando no tenía presentaciones y jamás más de tres cervezas, el riesgo de accidentes siempre era latente, no podía aumentarlo estando intoxicado, claro que, al final ni todos los cuidados evitaron que su paracaídas saliera defectuoso.

Sonrió de la nada y preparó otra bebida, mal día, malas decisiones, tenía muchos de esos días en misiones largas y notó la mirada afligida de Fred – ¿qué es lo que te preocupa?

– Nada.

– ¿No te abraza lo suficiente tu hermanito por las noches?

– Él..., ya no duerme en mi habitación.

Erick ya había preparado la cerveza y la bebía cuando escuchó eso, comenzó a toser – eso lo justifica, necesitas otra cerveza.

Las mejillas de Fred enrojecieron.

– Tu hermano es un caso especial, casi asexual, apuesto a que le pide permiso a su mano antes de masturbarse y después se disculpa, gracias a dios no hay muchos como él o ya me habría suicidado.

Fred bebió rápidamente.

– Oye, oye – le quitó el vaso – no tan rápido.

– ¿Por qué me rechaza?, soy lindo – aseguró con los ojos entrecerrados – soy dulce, adorable y tierno.

Erick rio – ¿qué eres?, ¡un bebe!, ese es tu problema, no llegas a tercera base siendo lindo y tierno, tienes que ser seductor – pasó la mano por su frente peinando su cabello – quitarte la ropa no es lo mismo que ¡quitarte la ropa!

Fred alzó una ceja sin comprender.

– Tienes que cambiar tus movimientos, tu actitud, nada de sonrisas y ese ¡hermanito!, que hablando en serio me causa nauseas, espéralo en tu habitación, quítate la camisa, deja que te mire y cuando quiera besarte, recházalo.

No soy un virus, soy un acosador (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora