10.5 Personalidad

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J.T miró de arriba abajo para estar seguro de que se trataba de la misma persona y después llegó a una conclusión.

¡Adolescencia!

No lo decía por experiencia, la suya la pasó barriendo y trapeando sangre del piso donde guardaban los especímenes para las subastas, pero escuchó muchas historias y vio muchas películas en el cine de la estación.

Los adolescentes eran aterradores, los padres les decían que se quedaran en casa y ellos escapaban para ser secuestrados por asesinos seriales o les decían que no entraran a casas embrujadas y ellos lo hacían para desatar entes demoniacos, los adolescentes en las películas se expresaban de esa forma, y por lo que aprendió de las películas.

– Te vez bien – puso un pulgar arriba.

Fred sonrió – vamos, se supone que tengo que ir a entrenamiento.

– ¿Desde cuándo?

– Desde hoy y hasta nuevo aviso, estoy castigado.

J.T señaló su oreja y su cabello preguntándose cuál fue el factor que lo hizo terminar de esa forma y Fred respondió la pregunta mostrándole su lengua.

Se ganó dos pulgares arriba.

Fred le pasó la mamo sobre el hombro – acompáñame para que no me sienta tan miserable.

– No hay problema, ¿qué tienes que hacer?

– Ir al departamento de cómputo.

– Dirás TI, ¡tecnologías de información!

La última vez que Manon vio una computadora era la década de los ochenta y desde ese momento decidió que lo mejor que se podía hacer con un CPU, era levantarlo y arrojarlo contra la pared.

Se encontró con una gran sorpresa cuando descubrió que el verdadero Frederick Milos era un experto en computadoras, de todas las cosas en el mundo, tenía que ser la única en la que él no era un experto, si esa experiencia le dejó una enseñanza esa fue jamás meterse a un cuerpo sin conocer su pasado – ¿quieres jugar?

– ¿No se supone que debes trabajar?

– Ya estoy castigado, no hay forma de que sea peor.

J.T lo pensó por un minuto – ¿carreras, cacería o naves espaciales?

– Naves espaciales – respondió de inmediato.

... ... ...

¿Castigado?

Si, a su edad Erick fue castigado – oye, ¿te sientes nuestro padre o algo por el estilo?

– Le diste alcohol a un menor.

– ¿Lo hice? – lo único que recordaba era que fue a entrenamiento con el equipo táctico y eso fue todo, no era la primera vez que bebía, pero si la primera que olvidaba literalmente un día completo.

– Tiene dieciséis – alzó la voz Liam.

Erick se talló los ojos – sí, tengo tendencia a tomar malas decisiones cuando me embriago, pero oye, el chico iba a beber tarde o temprano qué mejor que hacerlo en un ambiente controlado con un adulto supervisando y a su ritmo, en un par de años cuando tenga novio y quieran embriagarlo me lo agradecerás.

Por más de una razón Liam estaba molesto, Erick no veía el error en sus acciones y se creía a sí mismo un ¡adulto responsable!, y aparte de eso, ¿por qué Dogo tendría novio?

En el momento en que se encontraba se acababa la búsqueda de novios.

– Oye, ¿por qué parece que asesiné y enterré a tu madre? – le dijo Erick – ya relájate, si no es conmigo busca una chica y quítate ese mal humor – quiso ponerle la mano en el hombro y sintió que apretaban su muñeca con fuerza – tranquilo, lo dije en broma, oye, la de en medio es mi mano.

No soy un virus, soy un acosador (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora