10.34 Tiempo finito

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Las fabricas abandonadas siempre eran un buen lugar, la ausencia de visitantes, el terreno y el área cerrada que le otorgaba privacidad.

Un hombre alto de cabello oscuro preparó su puño y tras ser esquivado por su oponente lanzó una patada que dejó una ráfaga de fuego a su paso, hubo vítores a su alrededor y algunas burlas.

¿Qué lugar era ese?

Ni siquiera Rafael podía responder esa pregunta, tomó otro cigarrillo y caminó a la azotea apartándose del grupo de omegas que peleaban en la parte de abajo, una parte de su mente le decía que los estaba entrenando, que su objetivo era que no se dejaran humillar y que tomaran el control de sus vidas, otra le gritaba que era una mala idea y que estaba educando personas violentas que recurrirían a la fuerza cuando tuvieran un problema y la mayor parte de su cerebro llegó a la conclusión de que no le importaba - tardaste mucho en encontrarme.

Eran dos años desde que la torre desapareció y fue ese el tiempo que Cielo tardó en encontrar a su sobrino - no fue fácil, te mantuviste en silencio.

Las personas ruidosas eran fáciles de encontrar, dejaban pistas y huellas a su paso, eran las que permanecían en silencio y con un perfil bajo las que se volvían invisibles, Rafael fumó - estaba aburrido.

Cielo bajó y retrajo sus alas - no tienes que comportarte como un niño, sí yo lo acepté, ¿por qué te cuesta tanto trabajo?

Rafael lanzó el cigarro al suelo para pisarlo - ¿sabes por qué nací como un omega? - fue una pregunta retorica - porque Manon es un alfa, siempre pensé que tenía este cuerpo para encajar con él, como si fuera el destino.

- No tenía idea de que fueras tan romántico y jamás hiciste algo para estar con él.

- Pensé que él no quería a alguien a su lado o que era cuestión de tiempo.

Cielo bufo - qué se joda el destino, sí es lo que dices todo lo que hace es ponerte en el mismo tiempo que tu persona destinada y hacer que coincidan, eres tú quien debe hacer el resto.

Rafael desvió la mirada - ¿y qué hago ahora?

- Lo mismo de siempre, comportarte como un niño - cruzó los brazos, ella no creía en el destino, pero si sentía que cuidar de Rafael era su responsabilidad, desde la primera vez que lo cargó en brazos debía evitar que ese chico cometiera otro error que los arrastrara a todos - solo significa que no has cambiado - dio la vuelta para irse - y por cierto, no lo preguntaste pero de todas formas te lo diré, Manon es muy feliz, sea su pareja destinada o no, él sonríe mucho y de vez en cuando me pregunta por ti, en caso de que quieras volver, la puerta de la torre siempre estará abierta - extendió sus alas y se fue.

... ... ...

Los primeros rayos del sol entraron por una rendija de la ventana entre las cortinas y Manon abrió los ojos, a su lado estaba Liam completamente dormido y eso solo significaba una cosa, ¡momento para el recuerdo!, después de hacerlo toda la noche acababa muy cansado y siempre era Liam quien despertaba primero e iba a preparar el desayuno, despertar primero le permitía tomar su celular y capturar todas las fotografías posibles.

[Virusito todavía es muy inexperto, el mejor ángulo de mi anfitrión es el trasero, digo, el perfil, su cabello está desarreglado, tiene que peinarlo, ah, no me escucha, desperdicia la belleza de mi anfitrión, ash, lo haré yo, tiene que aumentar la iluminación para que salgan bien y no, no tome el marcador]

En la mejilla de Liam, Manon escribió, ¡mío!, luego se acomodó sobre la almohada y lo miró con un gesto lleno de amor.

[Foto guardada]

... ... ...

La noticia de primera plana era la reelección del diputado Milos, nadie se sorprendió considerando la publicidad que le hizo al sacrificio de su hijo y el provecho que sacó de ello, para Manon era increíble que ese hombre no se diera cuenta de que sus dos hijos estaban muertos, suspiró.

No soy un virus, soy un acosador (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora