10.18 Relaciones conflictivas

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¡Me enferman los tipos como tú!

En el instante en que esas palabras dejaron los labios de Erick, la expresión de César se volvió compleja y sus manos se apretaron con fuerza.

– Oye, me estás lastimando.

César dejó de escuchar y apretó la mano en un puño.

Erick esbozó una sonrisa – jodido bastardo de mierda.

La poca paciencia que César tuvo por esa relación desapareció y golpeó a Erick en el rostro, él cayó sobre la cama y César lo aplastó con su pesa – vendrás conmigo, no dejaré que termines lo que tenemos.

Erick apretó los dientes, tenía el labio partido y un hilo de sangre que iba hacia su barbilla – déjame adivinar, apuesto a que tenemos una linda relación – pensó antes de atrapar el puño de César y golpear su cabeza con la frente.

César quedó aturdido.

– Molesto – comenzó a decir Erick – todos ustedes son una parvada de idiotas, no puede darme lo único que quiero y quedarse tranquilos.

César trató de sujetarlo y Erick devolvió el golpe directo a sus costillas, por la fuerza César dobló las rodillas y cayó al suelo.

Erick alzó la pierna para presionar el pecho de su ahora ex novio.

Después de su primer mundo Erick no dudó dos veces en cuál sería la estadística que subiría y solo después de que su fuerza y destreza alcanzaron niveles considerables se preocupó por su aspecto físico, no antes.

La bota de Erick presionó el pecho de César haciendo que fuera difícil respirar – ¿crees qué porque soy el pasivo, soy la parte débil de esta relación?, tú me cogiste porque yo te lo permití – subió la pierna y le dio una patada en el rostro provocando el duro golpe que escucharon abajo.

Los cuatro subieron de prisa y abrieron la puerta para encontrarse a Erick de pie frente a un hombre alto y fornido totalmente noqueado.

Erick escupió saliva con sangre al suelo y caminó hacia la puerta – ¿qué carajos están mirando?

Se apartaron para dejarlo pasar.

Úrsula entró a la habitación y revisó el pulso de César, al encontrarlo soltó un suspiro de alivio, luego descubrió la nariz torcida – vivirá, pero ya no será tan atractivo.

Liam se agachó a su lado para enderezar la nariz torcida – con eso bastará.

En la parte de abajo Erick buscó en todas las vitrinas y encontró arroz, lentejas, fideos, frijoles – ¿en dónde carajos está el alcohol?

– En el botiquín de primeros auxilios – le respondió Fred señalando el otro lado de la casa.

Erick rodó los ojos al darse cuenta de que estaba buscando en la cocina y caminó para llegar a la maldita caja, por suerte para él todo estaba ordenado, pero no le importó, metió las dos manos y tiró todo menos lo que necesitaba, alcohol y algodón.

Fred se burló – déjame ayudarte.

Ofuscado Erick se dejó caer sobre el sillón y Fred buscó una botella de agua para dársela.

– Era un idiota, podrías pensar que hay pocos como esos, pero sabes, el mundo está repleto.

Otra razón por la que jamás se arrepentiría de dejar a todos sus amantes en cada mundo, era el mejor final, dejarlos cuando eran más felices, de otra forma tendría que quedarse y hacerlos testigos de cómo la relación se iba denigrando hasta que ninguno podía tolerar ver al otro.

No soy un virus, soy un acosador (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora