7.47 Una gran familia

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Yeny permaneció en silencio cargando a Ian, Max se paró de pie en actitud miserable y Avis cruzó los brazos y frunció el entrecejo – piensa muy bien la explicación que vas a darme.

– Hace dos años embaracé a Yeny, él no me lo dijo, lo descubrí hace poco y lo traje a vivir con nosotros, será por un tiempo hasta que construya una casa para los dos, entonces, papá, ¿no estás emocionado?, siempre quisiste otro hijo.

– Lo que yo quería era un hermano menor para que jugaras con él, no para que hicieran cosas que no deben, eres un niño, no te eduqué para hacer algo tan irresponsable, tú... – se detuvo cuando Liam le sujetó el brazo y negó con la cabeza – debo regañarlo, no entiende las consecuencias de lo que hizo.

Liam abrazó a Avis y señaló con la cabeza en una dirección, Yeny, el chico de diecisiete años estaba llorando mientras abrazaba a su hijo como si se tratara de una cuerda de salvación.

Estar molesto o sentirse traicionado, no significaba que podía gritarle a un niño.

– Max, la comida está en la estufa, ve que coma y descansen un poco, iremos a traer un poco de fruta – dijo Liam sin soltar el brazo de Avis y lo sacó de la casa.

A una distancia considerable Avis se liberó del agarre y le dio la espalda – no tienes que tratarme como un demente, es porque siempre fuimos padres consentidores que pasó esto, sí hubiéramos usado mano dura no habría cometido esta locura, es solo un niño y ahora va a cambiar pañales, se supone que debería estar disfrutando de su juventud.

Liam lo abrazó cubriéndolo por completo – ¿lo sientes?

– ¿Sentir qué?

– Es común en las especies de mamíferos, se llama ¡impregnar!, es el acto de cubrir a otra persona con tu aroma, sirve para avisarle a los otros machos que esa persona te pertenece.

– ¿A qué viene esa clase de historia?

– Yeny tiene el aroma de Max.

Avis era un liano, pertenecía a la tribu de mariposas, ni su olfato ni su oído tenían propiedades sobrehumanas y la esencia de la que Liam hablaba, él no podía olerla.

– Es un olor muy intenso, no aparece de pronto, Max tuvo que estar a su lado por semanas y esforzarse en impregnarlo, eso, no es algo que haces con cualquiera.

Avis parpadeó – ¿lo haces conmigo?

Tragó saliva – nunca, sé que no te gusta ser tratado como propiedad, no te haría algo como eso.

– Sabes que mi olfato no lo detecta, ¿estás seguro que no lo has hecho?

– Max embarazó a un niño y tuvo un hijo sin avisarnos, lo que podemos hacer ahora es apoyarlo, ¿ya olvidaste lo que te dijo cuando era un niño?, le preguntaste si le gustaba Yeny y qué haría si tuviera que compartirlo.

– Dijo que él era suyo y de nadie más, ¿se refería a ese chico?

Liam asintió sin soltarlo – si encontró a su pareja predestinada, no podemos dejar que lo pierda.

Avis suspiró, en su caso no tenía los recuerdos de cuando se encontró con su pareja predestinada, pero después de estar con él por tantos años, sabía que, si un día despertaba sin él, se volvería loco – está bien, pero no les haremos las cosas más fáciles, tendrán que arreglárselas ellos solos, así sabrán lo dura que es la vida.

... ... ...

– Tenemos suerte, Liam fue quien cocinó, siempre preparara platillos excelentes, una vez le sugerí que abriera un restaurante – sonrió – va a gustarte.

No soy un virus, soy un acosador (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora