10.1 Misión conjunta

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Nada era mejor después de una misión que una grandiosa noche de sexo y en ese mundo tuvo mucha suerte, el hombre que durmió con él demostró tener un talento admirable, hacía que fuera difícil dejar ese mundo y pasar al siguiente.

– Buenos días – dijo Edmund antes de darle un beso en los labios y acariciar su cabello – te prepararé el desayuno y lo traeré a la cama.

– Suena genial, esperaré aquí – respondió y se dejó caer sobre la cama.

Lo dicho, nada era mejor que finalizar una misión con una fantástica noche de sexo y la de la noche anterior iría a su álbum, se levantó con una ligera presión en la cadera y estiró los músculos de sus brazos y espalda, después buscó su camisa para ponérsela – L, quiero ver las estadísticas de la misión.

[Enseguida anfitrión]

Los resultados fueron los esperados – justo como lo planee.

[Anfitrión, la misión principal ha sido cumplida satisfactoriamente], [¿cómo desea proceder?]

Lo pensó por un par de minutos antes de responder – siguiente – y presionó el botón que provocó una aneurisma a su cuerpo y lo dejó tendido sobre la cama.

En el piso de abajo Edmund preparaba el desayuno sin saber que el hombre que amaba estaba muerto, escuchó el timbre de su puerta y fue a abrir con una gran sonrisa.

El viajero Erick abrió los ojos en una habitación blanca.

[Anfitrión no pude felicitarlo, subió en la clasificación]

– ¿Lo hice?

Gracias a esa última misión pasó de la onceava posición a la décima.

[Top ten]

– ¡Ah! – se mostró poco impresionado, había viajeros interesados en ser el número uno, como Liam que estaba pegado a esa posición como pegatina, pero él era feliz con un desempeño simple.

[Emergencia], [llamando a todos los viajeros disponibles]

– L, ¿qué sucede?

[Iniciando transferencia]

Antes de que su sistema pudiera responder esa pregunta, fue lanzado a un nuevo mundo.

... ... ...

La música en sus audífonos era atronadora y él silbó mientras caminaba, dio una vuelta bailando con el trapeador como pareja y siguió su camino, a través de los cristales una persona podía ver su movimiento de cadera patentado, pero tristemente, no había más personas en el edificio a esa hora.

Entró a una habitación y esperó a terminar su baile pasando el brazo sobre su cabeza y haciendo la mímica de peinarse, cantó un poco al ritmo del solista que resonaba en sus oídos y al terminar miró al frente y se quitó los audífonos para darle toda su atención a las condenadas a muerte.

– Todas ustedes – señaló – están infringiendo el estatuto 49, bloque C, párrafo 5, presencia ilegal de elementos de un universo diferente y dada la autoridad conferida en mi por su excelencia, salvador de los inocentes, azote de los males, administrador de la estación Dragón y dios de la destrucción, alias ¡el jefe! – besó sus dedos y apuntó al cielo para mostrar respeto a su dios amado – impondré el castigo mayor, la muerte – suspiró – no me miren de esa manera, otras más bonitas lo han intentado y han fallado, mi sentencia es absoluta – hizo énfasis en la última palabra – y todas ustedes, morirán hoy.

Descubrió el carro y en donde debía estar el papel de baño se encontraban varias esferas metálicas – se los dije – les habló a las plantas en el invernadero.

No soy un virus, soy un acosador (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora