8.25 Uno para el otro

218 54 10
                                    

Varios días después con una estadía en un salón de masajes, un baño de cítricos, comida lujosa y noches en una gran cama, volvió al palacio que ardió en llamas y Selim le dio la bienvenida.

Los más sorprendidos por su regreso eran el anciano Yala y el elegido Ajur Jerome, ellos lo miraron sentado en las piernas de Selim como si fuera un fantasma.

– Majestad, me alegra que haya recuperado a su consorte – anunció el anciano Yala con una gota de sudor bajando por su frente – estamos seguros que la crisis en su relación ha sido una prueba impuesta por dios a su relación y ambos la han superado.

Dogo sonrió, si él dijera que fue obligado a caminar hacia un palacio en llamas por el mismo hombre que los felicitaba, no habría poder humano que detuviera a Selim de asesinarlo – escuchaste eso, amor, significa que puedo quedarme – le acarició la mejilla.

Selim tomó la mano de Dogo y beso sus dedos, nudillos y el dorso sin dejar de mirarlo directamente a los ojos, podía haber más personas en el salón, pero él solo lo miraba.

El anciano Yala miró a los guardias a los costados – sobre la guerra, estamos en un momento muy decisivo, después habrá tiempo para que usted y su consorte...

– Dogo.

– ¿Disculpe?

– Su nombre es Dogo y es la única persona que estará a mi lado, por mandato divino, ¿no es así?

El anciano Yala tuvo que admitirlo, había sido totalmente superado.

La siguiente batalla estaba en puerta, lo que fue diferente en esa ocasión, era el joven sentado junto a Selim en su caballo. Después de lo sucedido no volvería a dejarlo y para probar lo importante que era, Dogo lo acompañó a la batalla, se sentó a su lado en las reuniones y compartió su habitación.

No había un solo momento del día en el que una persona mirara al rey Selim y no viera al joven a su lado, se volvió tan común, que poco a poco las personas comenzaron a aceptarlo como un raro fetiche, de la misma forma en que había hombres que se sentían atraídos por los animales, u hombres que preferían hacerlo con objetos, existía su rey, quien tenía gusto por los hombres de piel clara.

No podía evitarse y Selim era lo bastante fuerte como para que ese detalle fuera pasado por alto.

En batalla, Ajur Jerome demostró porqué su destino era el de un conquistador, su fuerza era abrumadora y su nivel rivalizaba con el de Selim, lo suficiente como para pelear espalda con espalda.

– Digno de admirar, ¿no te parece?, en el futuro todos nosotros seremos recordados por haber nacido en la misma época que esos dos hombres – anunció el anciano Yala junto a Dogo.

Se encogió de hombros – estoy acostumbrado a verlo librar batallas, desnudo, no soy fácil de impresionar.

El entrecejo del anciano se frunció – si no estuvieras en este mundo, ellos dos serían compañeros y amantes, incluso un hombre con tu escasa capacidad puede ver lo perfectos que son juntos, entre ellos, no tendría que yacer uno bajo el otro, serían una mancuerna perfecta, iguales en cuerpo en alma.

– Anciano, alguien tiene que explicarte cómo funciona el sexo, si chocas espadas o traseros, se frotan, pero no embonan.

– Vulgar.

– ¿Qué quieres que te diga?, a tu rey le gusta mucho embonar conmigo.

El anciano Yala se alejó incapaz de entablar una conversación con Dogo y lo miró con enfado, todavía no descubría de qué forma logró sobrevivir al incendio y hasta entonces, sabía que lo mejor era no intentar algo más.

No soy un virus, soy un acosador (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora