7.44 Reencuentro

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Por dejar a su prima irse sola a casa, Max permaneció de rodillas con la lanza en alto.

– ¿Qué fue lo que hiciste mal?

– Dejé ir sola a mi prima.

– ¿Cómo te disculparás?

– Iré a buscarla, le pediré perdón y le daré las gracias cuando ella traiga comida.

Avis se mostró satisfecho, quizá estaba siendo muy permisivo con su hijo, lo amaba demasiado, le cumplía todos sus caprichos y lo sobreprotegía, no podía ser duro con él y le dolía el corazón cuando lo lastimaban.

– Tienes que dejar de apresurarte, no hay prisa en encontrar a tu pareja, estoy seguro que la persona correcta está en algún lugar y también te está buscando, hasta entonces lo mejor es trabajar en la clase de persona que quieres ser.

Max asintió.

... ... ...

Una piedra fue lanzada tocando la superficie del agua cuatro veces antes de hundirse.

– ¿Sigues molesto?

Yeny frunció el entrecejo – hice lo que me pediste, dijiste que no me molestarías.

Ivón no dudó en golpear la mejilla de su hijo – aprende a comportarte y más te vale que ese chico no vuelva a aparecer en mi puerta.

– No lo hará.

Estaba a un par de meses de ser enviado a la tribu de leones como tributo para la alianza, eso lo distraería, tomó otra piedra y la lanzó al lago, en esa ocasión la piedra se hundió.

... ... ...

La coalición tenía cuatro figuras principales, Helian Lauren, Dor Uri, Eliza Lauren y Liam.

Una vez estabilizada y con el orden de las tribus que participarían, Nia Uri convenció a su hermano de que se apresuró al exiliar a su hermana Avis y lo envió a pedir perdón y reclutar a dos de los mejores peleadores que la raza de hombres bestia poseía.

Avis se negó de inmediato, pero Liam aceptó, no dio más razón más que el de darle a Max un futuro en el que no tuviera que apartarse del resto de los hombres y mujeres de su raza y ocultó que era por el bien de la misión.

De esa forma, los tres se unieron a la batalla.

Max tenía dieciocho años, era tan alto como Liam, con rasgos similares, un largo cabello blanco, una garra de oso sobre su cuello al que mató solo después de asegurarse de que fuera más grande que el que Liam mató en su infancia y una nueva lanza.

La comprada en el sistema no podía usarse en una guerra.

De muchas formas era idéntico a su padre y estando entre los dos, Avis era el pequeño, había algo muy triste en ver a su hijo crecer mucho más que él, pero al mismo tiempo sentía que era de esa forma como debía ser.

La batalla contra la raza humana fue intensa y la supremacía de las tribus fue evidente, solo la princesa Eliza era capaz de asesinar a cien hombres con un aleteo, y cuando los peleadores se transformaban convirtiéndose en grandes y pesadas bestias, no había escapatoria.

Su poder era abrumador.

Para el final de la guerra Max se volvió una de las figuras más llamativas, un hombre al que la oscuridad protegía y a quien Liam siempre vigilaba, aunque él quería brillar por su cuenta, a muy temprana edad comprendió que sus padres siempre estarían a su lado.

Cuidándolo como si siguiera siendo un niño.

Dicha guerra duró solo tres meses, la raza humana se rindió, no había forma de ganar contra una fuerza tan poderosa y todos lamentaron el día en que decidieron atacar el festival de unión de las tribus.

No soy un virus, soy un acosador (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora