11.39 Decisiones de vida

171 39 32
                                    

Desde afuera lo único que podían ver del instituto Raven era la barda alta de piedra, por dentro la historia era diferente, se trataba de una serie de edificios y auditorios que dejaron a Jaime con la idea no solo de que no podía pagarlo, sino de que esa escuela tenía su propio apartado postal.

- El taller de música se importe por la tarde, esperen aquí - les dijo Dogo al bajar del coche y Jaime notó que colgando del espejo retrovisor había una etiqueta, lo que le daba permiso para entrar 

Diez minutos después los dos bajaron del coche y entraron al auditorio para sentarse en las gradas, por separado había grupos que tocaban el piano y el violín y en un grupo por separado había cinco chicos con guitarras y bajos, Jaime caminó para buscar un lugar y se acercó a la sección donde un estudiante tocaba el piano en el extremo más apartado.

Liam se quedó atrás dejando que su amigo se adelantara y Dogo lo miró de reojo - debe importarte mucho, para venir.

- Necesitará un hombro para llorar cuando salgamos de aquí.

Dogo se sobresaltó - ¿por qué va a llorar?

- Hace años quería jugar basquetbol profesional, nos reuníamos en una cancha cerca de su casa y él no podía encestar ni una canasta, después quiso ser dentista, se cepilló los dientes cinco veces al día y le sangraron las encías, luego quiso ser gamer, pasó dos meses solo jugando videojuegos y reprobó, sus padres tuvieron que ir a la escuela para firmar un convenio de que iba a regularizarse durante las vacaciones para que no repitiera el año.

Dogo miró al frente sintiendo que no había tomado la decisión correcta - pudiste decirlo antes.

- Fue tu idea - se sentó - tenía ganas de dar un paseo.

Dogo se sentó a su lado muy agobiado - ¡mi futuro aliado! - pensó.

La clase de vocalización era arriba en las gradas y desde donde estaban podían escuchar las voces que armonizaban, algunos de los estudiantes tenían la edad de Liam, mientras que otros eran muy pequeños, llamó su atención un niño que no podía tener más de ocho años y que tocaba el piano como todo un profesional.

Media hora después Jaime regresó con la piel pálida - creo que volveré a casa, muchas gracias por traerme - parecía que lloraría en cualquier momento.


- Apuesto a que comenzaron a practicar desde el vientre materno, no puedo competir contra eso - se quejó Jaime estando en el asiento trasero del coche y se recargó para mirar por la ventana - Liam, ¿tú qué vas a estudiar?

- Economía.

- ¿Por qué?

- Quiero administrar el restaurante.

Dogo lo miró de reojo y recordó que en su quinto mundo Elliot tenía una cadena de restaurantes, y después de que Sebastián dejara su carrera de modelaje, usó el dinero para abrir varios restaurantes, era algo en lo que siempre fue bueno porque era un excelente administrador y un grandioso cocinero.

Debió saber que su familia tenía un restaurante.

- Me caes mal, !ah!, ¿qué voy a hacer con mi vida? - soltó Jaime en un suspiro.

La pregunta, ¿cómo te vez en cinco años?, era esperanzadora para unos y aterradora para otros. 

Liam intentó decir algo, pero Dogo habló antes - ¿por qué no te tomas un año sabático?

- Mis papás enloquecerán.

- No dije que te quedarías de brazos cruzados, es para encontrar tu vocación, sí trabajas en una papelería o una tienda descubrirás si amas u odias las ventas, sí ayudas en un taller mecánico sabrás si solo te gustan los autos o te apasionan, también puedo llevarte a mi escuela de enfermería, si te desmayas después de ver sangre tacharemos todas las carreras de medicina y si te gusta, en el hospital me aman, puedes ser voluntario hasta que empiece el siguiente año, sí no te molesta limpiar sangre del suelo, o podrías ir a la plaza, imparten cursos durante el verano de dibujo, pintura, tejido, escultura, escritura y música, lleva una gorra, los toldos son para los maestros, los estudiantes se asolean, o puedes ayudar en el restaurante - miró a Liam - dile a tus padres que es una inversión, más barato que pagar un año de colegiatura para que tú cambies de carrera en el segundo semestre.

No soy un virus, soy un acosador (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora