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Bianca lo observó alejarse por el pasillo hacia otro pasillo aledaño que conectaba con las habitaciones. Ella entonces se alejó también por otro camino que conducía a la sala recreativa, donde se imaginó que debía estar el resto del grupo a esa hora. Efectivamente, en cuanto llegó allí, los vio. Algunos jugaban una partida de billar, Jim conversaba con Fanny.

—Chicos, necesito que me escuchen un momento —dijo, en cuanto se acercó al medio de ellos. Todos dejaron lo que estaban haciendo, y la miraron. Francis y Ned aún con su taco de billar en la mano.

—¿Qué sucede? —preguntó Jim.

—Bruce pudo negociar su liberación —Bianca se corrigió—. Bueno, más que una negociación, podría decir que fue extorsión.

—Bueno, pero ha podido salir del calabozo, ¿no? —opinó Fanny. —No le veo lo malo.

—Yo sí —dijo Francis—. No podremos volver a casa.

—Mira a tu alrededor —le dijo Chris—. ¿De verdad creíste que íbamos a poder irnos, así como así? Estos días hemos estado más custodiados que los presos de Alcatraz. No digas tonterías.

—No permitiré que un negro me diga lo que tengo que opinar, ten cuidado.

—Ya está bien —dijo Bianca, mirándolo despectivamente—. El científico que querían poner en su lugar iba a darles impulsos de cuarenta y cinco miliamperios, y no estoy segura si incluso iba a darles más. ¿Es eso lo que quieren?

—No —dijo Jim. Los demás negaron con la cabeza, en silencio.

—Entonces yo diría que Bruce es la mejor opción que tenemos. Cumplamos con este proyecto de una vez, si queremos largarnos rápido de aquí, y asunto arreglado. La verdad es que me encantaría poder decirles algo más reconfortante, pero no puedo, no lo hay. Lo siento, tenemos que seguir adelante —finalizó Bianca.

—Dices que es la mejor opción solo porque te acuestas con él —opinó Francis—. Sin embargo, la mejor opción que yo veo es reducir a un militar, robarle su arma y salir de aquí por las buenas o por las malas. Ya estoy harto de toda esta mierda.

—Claro, y luego te vas a una playa de Acapulco a beber piña colada y mirar el atardecer, ¿no es así, genio? —respondió ella, de forma sarcástica. —¿Crees que no vas a convertirte en un fugitivo criminal luego de haberte escapado de un proyecto secreto del gobierno? Un niño de ocho años tiene más ingenio que tú.

—Ya me estás hartando, maldita pelirroja de...

—No, tú me estas hartando a mí, y a todos nosotros —lo interrumpió Bianca—. Vas a cooperar para salir de aquí por las buenas, al igual que todos, o te juro por Dios que te haré cooperar yo misma a la fuerza. No insultarás a más nadie, no intentarás hacerte el líder, bajarás tus putas hormonas de machito ahora mismo, o te romperé todos los dedos uno a uno, sin tocarte, solo con esto —se señaló con el índice la cabeza—, en cuanto vuelvas a faltarme el respeto a mi o a cualquiera del grupo. ¿Has entendido?

Francis no dijo absolutamente nada, arrojó el taco de billar a un lado y se alejó hacia la puerta de entrada, para ir a su habitación. El resto del grupo miraba la escena, y luego a Bianca, con los ojos muy abiertos y en silencio.

—No me gusta nada este tipo —dijo Fanny, una vez que se hubo marchado.

—Ni a mí, yo le dije a Bruce que nos daría problemas. Lo he visto. También averigüe por qué cancelaron el primer proyecto Stargate.

—¿Qué pasó? —preguntó Chris.

—No solo averiguaron que hay cinco dimensiones en el espacio y el tiempo, en lugar de cuatro, sino que además encontraron la forma de interactuar entre ellas utilizando la energía cerebral—Bianca hizo una pausa, y agregó: —. Y sospecho que en alguna de las secciones de alta seguridad hay pruebas de ello.

—Deberíamos buscar la manera de acceder a una de ellas. Quizás distrayendo a los oficiales —opinó Ned.

—Hay una manera, pero hace muchos años que no la utilizo. Puedo proyectarme astralmente, y ver que hay dentro de esas habitaciones.

—¿Estás segura? —preguntó Fanny.

—Sí, pero deberé hacerlo en mi habitación, necesito un lugar tranquilo para ello. Lo haré esta noche —aseguró Bianca.

Cuentos para ir a morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora