Narra Alex.
Tenía más calor de lo normal y cuando salí a buscarla la casa me pareció más grande de lo normal. Abría puertas y puertas y no la encontraba en ningún sitio. Decidí volver a la habitación donde estaban los chicos a ver si sabían algo de ella y ahí me la encontré dando vueltas y vueltas como loca, se cayó al suelo y la levanté, no paraba de reírse y de decir cosas sin sentido.
-¿Estás bien?
-Mejor que nunca. -Me dijo mientras intentaba abrazarme.
-Creo que será mejor que te sientes.
-¿Por qué eres tan mandón? -Dijo mientras se alejaba dando vueltas y vueltas y bailando por la habitación.
-Te vas a caer y te vas a hacer daño.
-Ven. -Gritó desde el otro lado de la habitación.
Abrió la puerta y la seguí. Antes de poder salir George me dijo que tuviese cuidado con ella, ya que la había encontrado inconsciente en la barra del bar que hay en el hall.
Caminaba muy rápido para estar tan drogada. La verdad es que me daba gracia. Llegamos al bar y pidió dos copas. Le quité la suya.
-Creo que ya has tenido suficiente por hoy.
-Bueno, yo creo que no.
-Tengo una idea.
-¿Cuál?
-Bésame.
Me besó y sus labios estaban tan cálidos como siempre. Después se apartó lentamente y se bebió mi copa y la suya de un trago.
-¡Te he dicho que no bebas más!
Rió y se alejó entre la multitud bailando. La seguí y por unos minutos la perdí, encontrarla entre tanta gente era muy difícil pero no podía dejarla ahí sola en su estado. La encontré en la otra punta de la barra tomándose media botella de tequila.
-¿Dónde has estado?, te he estado buscando. -Dijo con una risita irónica.
-Muy graciosa, señorita.
-¿Quieres jugar a un juego? -Dijo casi sin aliento.
-Claro.
-¿Verdad o reto?
-¿En serio?
-¿Verdad o reto? -Volvió a repetir.
-Vale, pero con una condición, cada reto que supere puedo hacerte la pregunta que quiera y tú me responderás.
-Trato hecho.
-Reto.
-Te reto a enrollarte con ese chico de ahí, lleva mirándote desde que entramos.
-¿Qué?, pero no soy gay.
-Un reto es un reto, después te contestaré a lo que quieras, te lo prometo. -Dijo mientras me miraba con ojos salvajes.
-Está bien.
Me levanté y me dirigí al chico en cuestión le besé y se quedó paralizado, dos segundos después veía todo negro y la cabeza me retumbaba, oí la voz de Leila gritando algo que no entendía, después sentí como me asestaba otro golpe al estómago y cómo alguien me arrastraba entre todas las personas de la fiesta. Cerré los ojos y sentí las manos de Leila sobre mi rostro y el soplo de su voz suplicándome que me quedara con ella, susurrándome que lo sentía y que por favor no la dejase sola. Me desperté unos minutos después en el baño de mujeres con la cabeza sobre sus piernas, ella me miraba con felicidad y los ojos llenos de lágrimas su maquillaje se había corrido hacia los lados pero aún así seguía estando preciosa. Sonrió plenamente cuando me vio abrir los ojos y me cubría las sienes con un paño de agua fría mientras me limpiaba la cara, ella tenía sangre por la nariz y un lado de la cara un poco morado. Me levanté y me miró dudando de si podría mantenerme en pie.
-Lo siento... Lo siento mucho, no quería que esto pasase. -Dijo casi en un susurro mirando al suelo.
-No importa. -Dije con tono seco.
-Lo siento...
-¿Quién te ha hecho eso? -Le dije sujetándole la cara y examinando su nariz y su pómulo.
-No importa.
-¿Quién te ha hecho eso? -Repetí aún más alto.
-Estoy bien, vámonos de aquí.
-Qué me digas quién coño te ha hecho eso. -Grité dando un golpe a la pared, se estremeció y me miró dudando, le sostuve la mirada.
-Él. Pero yo también le he pateado el trasero. -Dijo mirando al suelo.
Me reí por su frase, está chica era tan fuerte que me asustaba, no le daba miedo enfrentarse a un tío como un armario con tal de sacarme de ahí. Me lavé la cara con agua fría. La miré y cogí una toallita, la mojé y le limpié la sangre de la cara y el maquillaje corrido. Besé cada una de sus heridas y al besarle el moratón que tenía en el pómulo se estremeció.
-Eres increíble. -Dije mientras la acariciaba. -Necesito que te quedes aquí, yo vuelvo en un momento.
Salí del baño y me dirigí a la fiesta. Encontré a ese tío y me abalancé sobre él asestándole puñetazos por todos lados, le tumbé en el suelo y comencé a golpearle la cabeza, es verdad que Leila le había golpeado ya que noté marcas de uñas por su cara y uno de sus ojos algo morado. La adrenalina me recorría todo el cuerpo, no podía dejar de pegar a ese cabron de mierda.
-¡Voy a dejar que te ahogues en tu propia sangre hijo de puta! -Grité mientras volvía a golpearle la nariz. Se la rompí. -¿Qué clase de hombre pega a una mujer?, maldito hijo de perra, de esta no te vas a olvidar.
Me levanté y le golpeé el estómago repetidas veces hasta que sentí que unas manos me apartaban de él. Era Leila. Me arrastró por toda la casa hasta la salida subió al coche y hizo un intento de conducir. La adrenalina seguía corriendo por mis venas.
-¿Por qué has venido?, ¡te dije que te quedarás donde estabas! -Le grité y todos en el parking se nos quedaron mirando.
-¿Qué querías que hiciera?, ¿dejar que lo matases?
-Le haría un favor al mundo, hijos de puta como ese no deberían haber nacido. Además él te golpeó.
-Y yo a él, deberías haberlo dejado estar.
-Eres insoportable. -Grité saliendo del asiento de copiloto y poniéndome al volante.
Empezó a reírse muy alto y recordé que seguía drogada. Me reí con ella y al minuto el ambiente había cambiado entre nosotros.
-¿No te duele? -Dije refiriéndome a su nariz.
-No es nada, ese maricón no pega ni la mitad de fuerte de lo que me pegaba mi padre. -Dijo mientras seguía riéndose.
La miré dudando de si preguntarla sobre eso o sobre por qué era así. Ella me miró y como si me hubiese leído la mente, contestó a mi pregunta.
-Querías saber por qué soy así, ¿no?
Asentí.
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//por ti, por mí// matty healy
RomanceUna historia en la que mentiras, verdades, dolor y pasión se abren paso a la vida de una adolescente normal y corriente cuando conoce a "Alex". Prohibida su copia o adaptación.