01: sobranie.

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Llegamos al hotel sobre las seis y media, un hotel magnífico y muy elegante. Mis amigos y yo eramos unos desastres comenzamos a vestirnos sin importarnos vernos los unos a los otros. No sabia si llevar tacones seria buena elección así que opté por unas zapatillas bajas ya que pensé en todo lo que tendríamos que andar y no me equivocaba. Llevaba una chaqueta de cuero negra combinada con unos shorts altos negros y un top blanco, me hice una coleta y nos fuimos. Barcelona lucía enorme. Caminamos quince minutos hasta el Palau Sant Jordi, ahí encontraamos una cola larguísima, menos mal que teníamos entradas de grada y no teníamos que hacer cola. Pasamos, nos sentamos y salió uno de los teloneros. Decidí acompañar a unos amigos al baño ya que me aburría. Volvimos y me quedé embobada mirando a la nada cuando de repente salió la siguiente talonera, me aburría tanto que salí a fumarme un cigarrillo, no pedí la compañía de nadie ya que sin saber porqué prefería estar sola. Salí de ahí inmediatamente y me di cuenta de que había jardines, salí a uno de ellos y me apoyé en la pared cerca de la puerta mientras sacaba mi cajetilla de cigarrillos sobranie. Intenté encenderme un cigarrillo mientras miraba lo precioso que estaba el cielo. Decidí tumbarme en la hierba, mi cigarrillo comenzaba a acabarse, así que decidí encender otro. Estaba tan distraída mirando aquellas brillantes estrellas que ni si quiera reparé en la presencia de un individuo que por lo visto decidó tumbarse a mi lado.

-Hola.

Dijo con un acento inglés.

-¿No vas a hablarme?

Seguí sin contestarle.

-¿Puedo coger al menos uno de esos cigarrillos?

Le tendí la cajetilla mientras me giraba para verle bien.

Era alto, delgado, con unos ojos negros enormes, el pelo le caía por la cara en preciosos rizos color castaño, no era el chico más guapo del mundo, pero tenía algo que te llamaba la atención más de lo normal.

-¿Cómo te llamas?

Seguí sin contestarle.

Abrí la cartera y encontré un porro. Decidí encenderlo.

Comencé a fumarmelo cuando de repente noté unas manos en mi cuerpo dándome la vuelta.

-¿Eh?, oye, ¿estas loca?, sabes que podrían llevarte a la cárcel por esto.

Seguí sin contestarle, no me interesaba y me daba igual lo que me dijese.

-Dime al menos cómo te llamas.

Me dijo sonriendo. Tenía una sonrisa preciosa. Dudé un momento entre decirle mi nombre verdadero o inventarme un nuevo yo como siempre había deseado.

-Alice.

Mentí.

-Tienes un nombre precioso, como la vampira de crepúsculo.

Solté una carcajada.

-Eres ridículo.

Le dije.

Sonrió para sí y me miró con detenimiento.

-Y tu tienes los ojos más raros que he visto en mi vida.

-¿Eso es un cumplido?

-Tómalo como quieras, pero si hubiese querido hacerte un cumplido lo haría sobre lo guapa que te ves cuando sonríes y lo bonitos que se ven tus hoyuelos al hacerlo.

-Ya sé que soy guapa, tengo espejos en mi casa. Pero no voy a ligar contigo.

-¿Quien dice que estemos ligando?, no tengo ningún interés en ti, solo me gusta observar la belleza ajena y siempre digo lo que pienso.

-Me gusta tu pelo, pareces algún tipo de chico malo salido de los noventa.

Dije sonrojada.

-¿Está usted intentando ligar conmigo señorita Alice?

Reímos a carcajadas los dos a la vez mientras nos mirábamos.

-Pasame eso.

-No.

Dije.

-Es de importación, además a tus padres no les gustaría y yo no quiero ser una mala influencia.

Me lo quitó de los dedos y comenzó a fumar mientras miraba hacia el cielo.

-De nada.

-¿Qué?, ¿por qué?

-Gilipollas.

Dije enfadada.

Me cogió del brazo y me acercó más a él.

-Ves esa estrella, esa estrella algún día llevará tu nombre, si quieres puedo comprartela, hay una página web.

Nos miramos y comenzamos a reírnos muy fuerte.

-Señor compra estrellas, no necesito que nadie me compre nada y mucho menos una bola de gas enorme que podría quemarme la cara. Pero gracias por su oferta, ha sido usted muy amable.

-Señorita Alice, debería poner en su conocimiento que nunca le compraría nada que pudiese dañar su belleza ya que es lo único que tiene y debido a que carece de otras aptitudes sin ella no podría conseguir ser nadie en la vida.

-Bueno, al menos soy lo suficientemente guapa como para que alguien me compre una estrella.

Fingí haberme enfadado.

-Oh, vamos, era una broma, y además no eres tan guapa.

-Más que tú sí.

-No.

-Sí.

-Vale.

Me gustaba estar con él, era divertido y parecía no importarle nada.

-Aún no me has dicho tu nombre.

Dije.

-Alex.

-Parece nombre de chica.

Dije picada.

-No.

-Sí, como Alexa o Alexandra o algo por el estilo.

-¿Qué?, ¡te acabas de inventar eso!, esos nombres no existen.

-No me lo he inventado, sabes que existen.

Se levantó y empezó a hacerme cosquillas.

-Oye, no eres guapa, pero me gusta estar contigo, me gustaría poder volver a verte...

-Tienes un acento inglés estúpido y nombre de chica y no soy lesbiana, así que por qué debería aceptar, si además no te parezco guapa.

Dije fingiendo estar enfadada.

-Porque me gusta hablar contigo y me gusta como ignoras a los de seguridad que están detrás de ti que parecen haber visto tu porro y porque te voy a sacar de esta.

-¿Qué?

Dije alarmada mientras me lo volvía a quitar.

-Bueno, te espero al finalizar el concierto aquí mismo, por favor dime que vendrás.

Dijo mientras dos fornidos guardias se acercaban para llevárselo.

-¿Es esto tuyo?

Dijo uno de ellos refiriéndose al porro.

-Sí.

Dijo él guiñandome un ojo.

Se fue con ellos mientras se giraba y me sonreía.

No entendía que acababa de pasar, solo sabía que debía volver aquí después del concierto.

//por ti, por mí// matty healyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora