05: el velero.

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Estábamos en una especie de habitación con muchos espejos y maquillaje, me pareció algo divertido, Alex se estaba cambiando y yo no dejaba de observar todo lo que aquella habitación contenía, una mesa llena de maquillaje, unos pompones, una mini nevera llena de cervezas, un sofá color café, unos peluches con forma de perritos pequeños, una guitarra y su estuche, un toca discos y una foto de una chica preciosa que parecía sacada de una película de los sesenta, tenía unos ojos marrones enormes, los labios rojos pero finos, la nariz respingona y su pelo le tapaba más de la mitad de su cuerpo, era símplemente perfecta.

-¿Es una especie de novia tuya o algo por el estilo?

Murmuré divertida.

-¿Quién?

-La chica de la foto.

¿Qué foto?

-Esa.

Dije señalando hacia la foto.

-Ah, bueno sí, de algún modo, lo fue.

-Es muy guapa.

Dije sincera.

Me miró por unos segundos cuando me señaló con la cabeza el sillón para que me sentara.

-Hay cervezas en la nevera, no voy a tardar mucho.

-No me gusta la cerveza, gracias, no te preocupes.

Dije mientras me dejaba caer en el cómodo sofá.

Se estaba desnudando en frente de mí y yo contemplaba sin vergüenza alguna su torso desnudo, tenía una bonita espalda, se giró para cojer una camisa y pude verle los tatuajes que tenía en el pecho. Sonreía, me encantaba su sonrisa, era como la de un inocente niño pequeño cuando al fin conseguía lo que se proponía.

-Bueno, ¿y qué vamos a hacer?, vas a tocarme la guitarra mientras me cantas baladas de los setenta y me emborrachas para poder aprovecharte de mí, ¿o la noche va a ser algo más entretenida?

Dije yo divertida.

-Nunca te obligaría a hacer nada que no quieras hacer, no soy así, además, ¿no era que tocaba la guitarra fatal y cantaba peor aún?

Dijo mientras se sentaba a mi lado y cogía una cerveza.

-Bueno, pero eso no quiere decir que una chica no quiere que le canten algo de vez en cuando.

-Eres muy romántica y chapada a la antigua, ¿verdad?

-¿Qué? -dije yo sobresaltada notando como se me sonrojaban las mejillas- ¡No!, pero eso no quiere decir que los tíos no tengáis que tratar a una mujer como se merece, además no me gustan las relaciones, son una perdida de tiempo y malgastas bastante energía y tienes que preocuparte siempre de lo que quiere el otro y esas cosas.

-¿Entonces que haces aquí?

Dijo él apresurandose a cojer otra cerveza.

-Ah, no sé, me has seguido durante más de media hora pidiéndome que me parase a hablar contigo, pero no sé, supongo que hacía demasiado frio fuera y he decidido meterme en una habitación con un tío que no conozco en busca de algo de calor.

Dije sarcástica y algo molesta.

-Así que vamos a follar.

-¿Qué?, no, eres gilipollas, no debería haberme parado, en fin, que te vaya bien.

Dije levantándome mientras cogía mi bolso.

-Espera. - dijo entre risas. -¿No sabes ni aguantar una broma? Vamos, ven, vamos a ir a un sitio.

//por ti, por mí// matty healyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora