18; Leila.

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El camino al restaurante fue algo extraño, el ambiente estaba muy tenso entre Alex y yo, tanto que hasta el taxista se dió cuenta y encendió la radio tratando de relajarlo un poco. Ninguno de los dos hablaba, yo le miraba cuando él no se daba cuenta y después seguía mirando a la ventana. Puse mi mano sobre la suya y cuando giró a mirarme me sonrió y yo le sonreí de vuelta.

-Lo siento. -Murmuré mirando hacia abajo.

-No tienes nada que sentir. Lo entiendo. -Dijo entrelazando sus largos dedos entre los míos y elevando mi mano despacio para poner sus labios sobre ella. -¿Qué quieres hacer antes de cojer el avión?

-Quiero... Quiero pasar tiempo contigo, no sé, podemos ver una película o algo.

Su cara mostraba lo confuso y sorprendido que se hallaba, me miró a los ojos y sonrió con una amplia sonrisa blanca.

-¿Cuál quieres ver?

-La que tu quieras.

Asintió y el taxi se paró en un restaurante familiar muy acogedor. Salió del coche y corrió a abrirme la puerta para salir. Caminamos por un pasillo interminable lleno de cuadros y peceras, era algo extraño, pero muy original. Llegó un mesero el cual nos mostró nuestra mesa, pedimos nuestra comida y nos sentamos a esperar en silencio cuando de repente el móvil de Alex sonó repetidamente.

-Un momento. -Dijo y se levantó.

Mire hacia todas partes cuando el camarero nos trajo nuestros pedidos, yo había pedido pasta con queso y carne picada sin tomate natural y me la trajeron con el tomate. Miré disgustada mi plato y mientras quitaba los restos de tomate escuché algo de su conversación.

"No puedo ahora... Porque no estoy en el país, no pienso volver, no, no quiero saber nada más de ella, por favor no vuelvas a llamarme."

Regresó a nuestra mesa con la cara llena de furia pero al ver que le miraba con detenimiento sus ojos se llenaron de... ¿ternura?.

-¿Va todo bien? -Pregunté mientras seguía quitando los restos de tomate de mi plato.

-Sí, no te preocupes. ¿Por qué haces eso?

-No me gusta el tomate natural.

-¿Quieres que les diga que te cambien el plato?

-No, no importa, está bien.

Seguimos comiendo mientras Alex escribía a alguien en su móvil. Después el dejó el teléfono y comenzó a mirarme.

-Deja de mirarme, me pones nerviosa...

-¿Por qué?

-No lo sé es sólo que no me gusta.

-Quiero que confíes en mí.

-¿A que te refieres?

-Quiero que me digas por qué eres así.

-¿Así cómo?

-Porque crees que no mereces ser amada y por qué crees que vas a herirme. Quiero que me digas quien te hizo ser así. No es normal que ninguna persona en el mundo esté tan rota como tú sin ningún motivo. -Dijo mientras desviaba la mirada de mis ojos ya que sabía que comenzaba a incomodarme.

-¿Y cómo de rota estoy? -Dije con vacilación, casi soltando una risita sarcástica.

-No lo sé, eso es lo que quiero saber, sólo quiero arreglarte.

-No puedes arreglar lo que está roto.

-Si me dejas, al menos puedo intentarlo.

-No soy un puto experimento de mierda con el que puedas jugar cuando te salga de la puta polla, no vas a arreglarme porque yo misma me encargo de ello, deja de mirarme con lástima y metete en tus putos asuntos, estoy harta de que me trates así, no sabes una mierda sobre mí.

//por ti, por mí// matty healyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora