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Narra George.

Me senté en una sala de espera que me dejaba en su campo de visión, él salió con la chica de su brazo y me guiñó un ojo.
Me levanté y corrí hacia su escritorio, no había nadie en los pasillos y quedaban diez minutos para que el reloj diera las ocho.

Me metí detrás de su escritorio, encendí el ordenador, el cuál me pedía una contraseña.
Busqué entre todos sus papeles y no encontraba nada, miré en los cajones y tampoco, miré en la estantería y solo había libros y de uno de ellos cayó una foto de la chica con un chico besandola el pelo, a lo mejor era su novio, que más da.
Busqué por todas partes y no encontré nada. Intenté varias combinaciones pero con ninguna acertaba. Estaba metido en mis pensamientos cuando una voz me exaltó.

-¿Qué estás buscando? -Dijo un chico de unos diecisiete.

-Nada, es solo que no me acuerdo de la contraseña y tengo que enviar unos emails para poder acabar mi turno. -Dije con total normalidad.

-Eres el nuevo, ¿no?, yo soy James. -Dijo él tendiendome la mano.

Le estreché la mano y asentí.

-La contraseña del sistema es 99102452, apúntala para que no se te olvide, porque aquí con estas cosas son muy estrictos. -Dijo mientras se alejaba.

Asentí a modo de agradecimiento.

Volví a encender el ordenador y metí la contraseña y al fin me dejaba acceder a los datos del servidor.

Me fuí a la carpeta de datos de los médicos y enfermeras, busqué la palabra "Thomas" y me salían cinco resultados.
Me giré a coger un bolígrafo y arranqué un trozo de papel de un libro, apunté todas las direcciones y cerré las pestañas, apagué el ordenador, me metí el papel en el bolsillo y me giré a dejar el bolígrafo en su sitio.

Me levanté de la silla y cuando quise salir de ahí, una mujer de unos cuarenta me miró de arriba a abajo.

-¿Qué haces aquí?, ¿quién eres? -Me preguntó de mala manera.

-Soy el nuevo, tenía que enviar unos emails, eso es todo. -Mentí.

-Voy a llamar a seguridad, nosotras no hemos pedido ningún nuevo, ¿quién eres? -Comenzó a gritar.

-Ya sé lo he dicho. -Dije mientras salía de ahí.

-¡Seguridad!, ¡seguridad! -Comenzó a gritar mientras me agarraba del brazo.

-¡Suélteme! -Grité y aparté sus garras de mi jersey con brusquedad.

Corrí hacia la salida cuando me di cuenta de que me estaban siguiendo dos seguratas.

Corrí debajo de la lluvia mojándome y con los guardias detrás de mí, conseguí despistarlos y llamé a un taxi.

Llegue a casa empapado, saqué el papel de mi bolsillo y por suerte seguía intacto.

Me senté en el sofá y le llamé.

Después de unos segundos cogió el teléfono.

-¡Lo he conseguido, joder!, ¡lo he conseguido! -Grité con la respiración entrecortada.

-Sabía que lo harías. -Me dijo él al otro lado del teléfono.

Colgué y me fumé un cigarrillo.

//por ti, por mí// matty healyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora