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Me despierta un ruido fuera de la habitación del hotel cuando me doy cuenta de que Alex se había quedado conmigo toda la noche y ahora estaba acurrucada entre sus brazos. Intenté despegarme poco a poco para no despertarle. Me di una ducha y las nueve ya estaba lista. Me dirigí a la puerta para salir cuando escucho mi falso nombre salir de sus sonrosados labios.

-¿Alice?

Dice confundido.

-Buenos días Alex, no pretendía despertarte, lo siento.

-No, está bien. -Dice mientras se coloca un cigarrillo entre los labios y aspira profundamente.

-Voy a ir a desayunar, ¿quieres que te traiga algo?

-No, pero si quieres, espérame 10 minutos y bajamos a desayunar juntos.

-Claro. -Asiento con la cabeza y rebusco mi móvil en mi bolso para leer los mensajes. Tenía como 10 mensajes de Dani, 12 de mi madre y uno de Steff que decía:

"espero que te lo estés pasando bien y follandote tíos buenos dejándoles con el corazón roto, porque en eso se basa mi verano.

Desearía poder tenerte aquí, te quiero, Steff. (Llamame cuando puedas y cuéntame que tal te va por donde sea que estés)"

Sonrio y vuelvo a guardar mi móvil cuando noto a Alex delante de mi poniéndose las zapatillas.

-¿Quién era?

-Una amiga, tengo que llamarla.

-¿Quieres que te deje mi móvil?

-No, no importa, vamos a desayunar.

Nos dirigimos al pequeño bar del hotel y nos sentamos en una mesa con vistas al mar, me entretuve mirando por la ventana hasta que sin darme casi cuenta Alex apareció con el desayuno y se quedó mirándome atentamente.

-Grecia es tan bonita.

Dije sin apartar la vista de la ventana.

-Voy a sacar los billetes, ahora me toca elegir a mí el destino, así que no te diré a dónde vamos hasta que lleguemos.

-No, ¡dímelo! -dije yo dándole un pequeño golpe en el brazo.

-No me arruines la sorpresa.

-No me gustan las sorpresas.

-Tú entraste a mi vida siendo una. Por lo tanto a mí me encantan.

Me giré y me levanté para dirigirme a la habitación tan rápido como pude. No entendía que estaba pasando, no acostumbraba a tener a chicos diciéndome cosas así, lo máximo que me decían era "tienes un buen culo" o "eres una zorra" cuando les humillaba, me resultaba gracioso humillarles ya que todos ellos eran un saco de hormonas sin cerebro los cuales trataban a las mujeres como a simple mierda, por lo tanto, era fácil. Pero nunca antes me había topado con alguien como él, es decir, me respetaba, era elegante, educado... Y creo que yo estaba empezando a sentir algo por él, pero como siempre, haría que dichos sentimientos se ahogasen en mi interior, no podía permitir que nadie más que yo misma me hiriera, y desde segundo grado nadie había podido atravesar mi coraza, él no iba a ser la excepción.

Entré en la habitación y me dejé caer sobre la cama mientras mi cabeza le daba vueltas a todo, a él, a mí, a porqué estoy aquí, a mis amigos, a dónde iríamos... Me levanté y decidí hacer mi maleta ya que en unas horas tendríamos que dejar el hotel, estaba recogiendo todo e incluso le doblé su ropa cuando de repente oí cómo llamaban a la puerta. Me asomé y ví que era él. Abrí la puerta y le dejé pasar.

-¿Por qué haces esto?

-¿No íbamos a irnos?

-No me refiero a la maleta, sabes a qué me refiero.

//por ti, por mí// matty healyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora