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Narra Alex.

-Bonito vestido. -Dije mientras paseaba mis ojos por sus piernas.

-Gracias. -Me respondió.

Subimos al coche y se sentó pegada a mí. Le dije al taxista el restaurante y llegamos justo a tiempo.

-Espero que te guste la comida china. -Dije.

-Por supuesto. -Dijo mientras salía del coche.

Entramos al restaurante y una chica vestida de geisha nos dirigió a nuestra mesa.
Pedimos la comida y ella no quitaba sus ojos de encima de mi.

-¿Qué? -Dije con una sonrisa.

-Nada. -Se sonrojó.

-Dime. -La miré.

-No eres el tipo de chicos con los que suelo salir. -Contestó.

-Vaya, gracias. -Dije riéndo.

-No me refería a eso. ¿A qué te dedicas? -Dijo mientras seguía comiendo.

-Soy músico. -Respondí.

-Cómo no. -Dijo ella.

-¿A qué te refieres?

-Tienes pinta de ser algo así. Está bien.

-Vaya. ¿Cómo te llamas?

-Laurel, ¿tú?

-Charlie. -Mentí.

-Bonito nombre, aunque no te pega.

-¿Gracias?

No dijo nada, seguimos comiendo hasta que me di cuenta de que me acariciaba la pierna con su pie, me reí y me miró.

-Bueno Charlie, lo nuestro no va a ninguna parte, pero por lo menos podemos divertirnos... -Dijo ella mordiéndose el labio.

La verdad es que no estaba nada mal, era completamente mi tipo, rubia, ojos grandes y azules, pelo largo...

-¿No crees que vas un poco rápido? -Me reí.

-Voy a lo que voy, Charlie. -Dijo mientras acercaba su pie a mi entrepierna.

Me reí y antes de que pudiese contestarla sonó mi teléfono.

-¡Lo he conseguido, joder!, ¡lo he conseguido! -Gritó Geroge con la respiración entrecortada.

-Sabía que lo harías. -Dije al otro lado del teléfono.

Colgué y seguí con mi comida.

-Está bien, Laurel, ¿a dónde quieres ir después de la cena? -Dije mirándola.

-A dónde tú quieras llevarme. -Dijo ella sugerente.

Cenamos y salimos disparados de ahí. Estaba pidiendo un taxi cuando me cogió por sorpresa y comenzó a besarme fuertemente.

-Vamos a mi casa, está a dos minutos de aquí. -Dijo separándose de mi boca.

Caminamos hasta llegar a su piso, me tiró contra la puerta y volvió a besarme. Esto empezaba a ser divertido, o eso o iba un poco borracho. 

La rubia abrió la puerta dejándome pasar, cerró con llave y me tiro sobre su cama, se desnudo rápidamente y se tumbó encima de mí. Me quitó la ropa y bajó hasta mi entrepierna. Pasamos una noche bastante divertida, pero cuando asomó la luz del día me levanté con cuidado, me vestí y salí de su casa.
Pedí un taxi hasta el hotel donde nos alojábamos George y yo, no sin antes comprar un café.

Iba a ser una mañana bastante movida...

//por ti, por mí// matty healyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora