56

570 40 0
                                    

Me desperté asustada ya que por un momento juraría haber visto a Alex en la puerta.
Me levanté y busqué por toda la casa pero no vi a nadie, así que supuse habérmelo imaginado.

Volví a la habitación para vestirme y le dejé una nota a Thomas donde ponía que iba a por café.

Salí de casa y caminé el mismo camino que había caminado días atrás para ir a visitar a Marie.

Entré en su local y me senté a esperar a Marie.

Minutos después la vi, con sus mejillas rojizas y su sonrisa amable.
Se sentó a mi lado y me miró.

-Buenos días niña, parece que has madrugado, eh. -Dijo sosteniéndome la mano.

-Buenos días. -Dije con una sonrisa.

-Cuéntame. -Dijo ella.

-No tengo nada que contarte, Marie.

-Nadie se levanta a las siete de la mañana a por un café si no tiene nada que contar, a menos que hayas encontrado trabajo y te hayan mandado a por el desayuno. -Dijo con una risa leve.

Suspiré y le conté todo lo de la noche anterior, Thomas diciendo que nos casaríamos, Tony diciéndome que le abandonase, su reacción en el coche, e incluso la aparición de Alex en mi sueño.

Suspiró y miró hacia la ventana.

-Tú no quieres a ese hombre, Leila, y si su hermano quiere protegerte es por algo, creo que deberías hacerle caso antes de que sea demasiado tarde... -Dijo al fin.

-No le quiero, pero estoy segura de que si Alex no hubiese aparecido en mi vida, si lo haría.

-Si no le hubieras conocido no estarías en esta vieja cafetería ahora mismo. -Dijo con una sonrisa. -Todo pasa por una razón, mi consejo es que deberías alejarte de él, por todo lo que me has contado, no quiero que te pase nada, niña. Y en todo caso, si vuestros caminos están destinados a ser, de alguna u de otra forma os volveréis a cruzar.

-Lo sé, pero no tengo a dónde ir.

-Dijiste que iba a sacar tu billete, creo que ya es hora de volver a casa, han sido demasiadas emociones fuertes para un verano tan corto, y en el caso de que no lo haga puedes venir a mi casa cuando quieras.

Me extendió un papel con la dirección y lo guardé agradecida.

Me despedí de ella, cogí los cafés que había dejado la camarera en la barra y me dirigí camino a casa.

Caminaba lento, me había puesto los cascos para oír música, le había cogido prestado el mp3 a Thomas y había metido un par de canciones que me gustaban.
Caminé por la enorme cuesta hasta que sentí como alguien me agarraba por la espalda, ponía sus manos sobre mi boca y mi cuello inmovilizándome.

Tiré los cafés a sus pies, le mordí la mano y me giré para darle una patada, pero me quedé paralizada al verle la cara.

Era Jack, y me había encontrado.

//por ti, por mí// matty healyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora