Esa misma tarde, al darme el alta me senté en una sala de espera vacía, esperando a que Thomas acabase su trabajo para así poder irme con él.
Me dolía demasiado la cabeza y estaba hecha un lío, no entendía nada, Alex... ¿Me había... utilizado? Pfff... No lo sé. No entendía nada de lo que había pasado y él no quería contármelo. Ni si quiera intentó quedarse.. Quiero decir, sí, vale, yo le pedí que se marchase, pero él podría haberlo intentado, podría haberme dicho la verdad o haber esperado hasta que me tranquilice y volver para hablar conmigo o algo. Joder, no lo sé, si de verdad le importase tanto como él decía habría vuelto... La verdad es que aún tenía la falsa esperanza de que apareciera estrellando esas dos puertas azules con fuerza, vestido de arriba a abajo de negro, con sus jeans rotos y su chaqueta de cuero, con su sonrisa y sus ojos negros... No quiero creer que me ha utilizado, quiero hablar con él, quiero oír su risa, el tono de su voz, quiero mirarle a los ojos y perderme en su negrura, quiero que esté aquí conmigo, pero no, no está. Joder, es todo tan difícil. No podía haberme utilizado, es decir, él es distinto, confío en él, sé que no lo haría, pero es que a la vez no le conozco... Es todo tan frustrante.
-¿Nos vamos? -Me sorprendió la voz de Thomas por detrás.
Di un respingo y me acomodé para mirarle.
-Claro. -Asentí con la cabeza.
Caminamos hacia la salida mientras él escribía algo en su móvil. Nos paramos en frente de un porsche panamera negro y me abrió la puerta del copiloto dejándome pasar.
-¿Estás bien? -Me dijo al abrocharse el cinturón.
-Sí, no te preocupes. -Dije mientras giraba la cabeza y miraba por la ventana.
Pasaron varios minutos en silencio cuando me di cuenta de que me estaba mirando. Me giré y le miré.
-Yo... Lo siento... Es sólo que... -Dijo volviendo la vista al frente.
-No importa. No me había dado cuenta de lo bonita que era esta ciudad, ojalá tuviese el tiempo suficiente para poder visitarla. -Dije volviendo la vista a la carretera.
-Puedes quedarte todo el tiempo que quieras, y si quieres, yo puedo conseguir un par de días libres y enseñarte la ciudad. -Dijo mirando al frente.
-¿Qué?, no, no, no me parece bien hacer que pases tus días libres aquí y conmigo, seguro que tienes planes más interesantes.
-Los tengo , pero me encantaría tenerlos contigo.
Me ruboricé y miré al suelo. Esto empezaba a ser un poco incómodo...
Llegamos a una urbanización de casas enormes y se paró en frente de la puerta de una de ellas, bajamos y caminamos hasta la puerta. Me dejó pasar a mi primero, entré y observé con detenimiento todo el lugar, era el tipo de casa con la que había soñado de pequeña, era símplemente perfecta.
-¿Te gusta? -Dijo detrás de mí.
Asentí.
-Sube. -Dijo. -Te enseñaré tu habitación.
Le perseguí a duras penas por las escaleras ya que no podía caminar sin que me doliese la herida. Él pareció darse cuenta y se giró para mirarme.
-¿Puedes o quieres que te ayude?
-Puedo, no te preocupes. -Mentí.
Caminamos por un pasillo lleno de cuadros magníficos hasta una habitación enorme con una cama con sábanas blancas y la cómoda a juego.
-Esta va a ser tu habitación y puedes quedarte todo el tiempo que quieras. Por lo demás, cuando quieras puedo enseñarte el resto de la casa. Si quieres puedes darte una ducha y usar la ropa que hay en los armarios, la mayoría esta todavía nueva. -Me dijo cerrando la puerta detrás de mí.
Caminé hasta el armario y cogí un pantalón de pijama y una camiseta blanca, después me dirigí hasta el baño y me di una larga ducha.
Al salir, me sequé el pelo y me tiré un rato en la cama. Abrí los cajones y me di cuenta de que había maquillaje. ¿Qué hacía Thomas con ropa de mujer y maquillaje en su casa?, esto empezaba a ser un poco raro... A lo mejor estaba casado o es de su hermana o algo no me quedaba claro... Decidí bajar. Caminé por el largo pasillo y antes de llegar a las escaleras me paré en frente de lo que parecía ser su habitación, la puerta estaba medio abierta, me asomé y de repente apareció Thomas en toalla, acababa de darse una ducha. No me vió así que seguí observándole. La verdad es que estaba bastante bien, el agua le caía por sus perfectos músculos, su espalda estaba perfectamente trabajada y su cuerpo era simplemente una obra de arte. Se estaba desnudando cuando me di cuenta de que ya había mirado más de lo debido así que seguí mi camino, empecé a bajar las escaleras de repente y en el tercer escalón me resbalé con algo, lo que me hizo caer rodando por las escaleras. Pegué un grito por el susto y en menos de dos segundos Thomas ya estaba a mi lado.
-¿Estás bien? -Dijo ayudándome a reincorporarme.
-Sí, es sólo que... -Dije presionando mi herida.
-Espera. -Dijo cogiéndome en brazos.
Me llevó hasta el sofá y me tumbó en él, al dejarme caer me di cuenta de que seguía en toalla y me sonrojé.
-Déjame ver. -Me dijo mientras me levantaba la camiseta. -El vendaje esta sucio, tengo que cambiártelo, pero por lo demás todo está bien.
Se alejó de mí y cuando volvió llevaba un pantalón pero su torso seguía descubierto.
-A ver, te va a doler, pero tu tranquila, haré todo lo que pueda para que no te duela demasiado. -Dijo agachándose sobre mí.
Me limpió la herida y volvió a vendarme.
No me di cuenta de que todo ese tiempo me lo había pasado mirándole hasta que levantó la vista y me sonrió.
-Estás roja. -Dijo.
-¿Eh?, ah sí, es que hace mucho calor... -Dije intentando ocultar mi vergüenza.
-Claro. -Dijo con una risa. -¿Tienes hambre?
Asentí.
-Voy a preparar la cena, intenta no moverte demasiado, la herida no está curada del todo y tienes que tomar reposo. -Me dijo alejándose.
Cogí el mando de la televisión y comencé a pasar canales y canales sin quedarme en ninguno, la verdad era que no estaba atenta a nada, mi cabeza seguía pensando en Alex y así era difícil.
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//por ti, por mí// matty healy
RomanceUna historia en la que mentiras, verdades, dolor y pasión se abren paso a la vida de una adolescente normal y corriente cuando conoce a "Alex". Prohibida su copia o adaptación.