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Thomas chasqueó los dedos y me sacó de mi trance.

-Lo siento, tenía la cabeza en otra parte. -Dije mirando el plato de comida delante de mí. -Tiene buena pinta, no sabía que supieses cocinar.

-Sé muchas cosas. -Dijo con una sonrisa. -Espero que te guste.

Comimos en silencio.

-Oye, todo esto que estás haciendo por mí es demasiado... Y sé que no tengo ningún derecho a pedirte nada más, pero me gustaría pedirte un último favor, que te prometo que te devolveré. -Dije levantando la vista.

-No es nada. -Dijo con una sonrisa. -Dime.

-Me preguntaba si tú... Quiero decir, necesito volver a casa, y no tengo dinero, me preguntaba si podrías dejarme algo para el billete y claro cuando vuelva me das tus datos y te lo ingreso en tu cuenta bancaria. Además mi madre debe de estar paranoica, hace días que no la llamo. Volviendo al tema, quiero decir si puedes, sino ya veré que hago. -Dije un poco avergonzada.

-Claro, me encantaría, pero antes tienes que curarte, no puedo dejar que subas a un avión en tu estado, vamos, por el amor de Dios, soy médico. -Dijo entre risas.

-Bueno... Vale, pero me gustaría llamar a mi madre.

-Coje mi móvil. -Dijo sacando su teléfono de su bolsillo trasero y ofreciéndomelo.

-Gracias. -Le sonreí.

Marqué el número de mi madre mientras pensaba en qué contarla y que mentira me inventaría para poder quedarme aquí más tiempo. Después de un par de rings al fin cogió el teléfono.

-¿Sí?

-Hola mamá. -Dije con una sonrisa al oír su voz.

-Mi niña, ¿cómo estás?, ¿cuándo vuelves? -Dijo ansiosa.

-Muy bien, ¿y tú?, ¿qué tal todo por ahí? -Dije intentando evadir su pregunta.

-Bien, todo va bien, como siempre. ¿Cuándo vuelves?

-Oh, que cuando vuelvo... Pues en unas semanas, pero creo que he encontrado trabajo aquí y me voy a quedar un poco más. -Tragué con fuerza el nudo que se estaba formando en mi garganta.

-¿Cómo que trabajo?, ¿y tus estudios? -Dijo ella casi gritando.

-Mamá, volveré a tiempo para las clases, y es un trabajo de verano, así puedo ahorrar para la universidad y esas cosas. -Dije con un tono más calmado de lo que me esperaba. -Bueno, no es mi móvil y ya hemos hablado bastante, tengo que colgar, te quiero mamá, hablamos cuando vuelva.

Colgué el teléfono antes de oír su respuesta, miré a Thomas y extendí la mano para devolverle su móvil.

-Gracias.

-Un placer.

Bostecé y me rasqué los ojos.

-¿Tienes sueño? -Me dijo Thomas con la boca llena.

-¿No te han enseñado que es de mala educación hablar con la boca llena? -Dije cogiendo una servilleta y limpiándole las esquinas de su boca mientras sonreía.

-Lo siento, llevo mucho tiempo viviendo solo. -Dijo a modo de disculpa.

-No importa. -Sonreí. -¿Cuántos años tienes? -Dije casi sin darme cuenta. -Quiero decir, si no me lo quieres decir está bien.

-No, está bien, tengo veintiocho.

-Vaya. Parecías más joven. O eso o que me estaba muriendo pero el caso. -Dije bromeando.

Sonrió y me miró.

-¿Qué? -Dije mientras me sonrojaba.

-Nada, es solo que me hace gracia cómo tu cara pasa de tu color natural a un rojo rosado tan rápido. -Río.

-Eso no es verdad, es solo que aquí...

-¿Hace mucho calor? -Me cortó antes de acabar la frase.

Me reí y recogí mi plato de la mesa llevándolo a la encimera. Después recogí el suyo.

-Creo que me voy a dormir ya. -Dije entre bostezos.

-Claro, avisame si necesitas algo, mañana por la mañana seguimos hablando. -Me dijo mientras fregaba los platos.

Asentí y subí con cuidado las escaleras, llegué a la habitación que me había asignado en un principio, abrí la puerta y me dejé caer sobre el colchón, y casi sin darme cuenta me quedé dormida.

//por ti, por mí// matty healyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora