69

458 30 0
                                    

Mi estómago dió un vuelco y mi cara palideció, miré hacia todos los lados intentando encontrar ayuda, pero no había nadie.

Sus dientes, blancos como perlas y afilados como los de un perro sobresalieron.

-Shhh... Estás pálida, nena, tranquila, no tengas miedo, será rápido.

Intenté deshacerme de él en vano, mordí mi labio reprimiendo las lágrimas, ¿qué iba a hacer ahora? Miré a mi al rededor una vez más y vi un martillo.

Jack me sostenía la cara cuando dijo algo que no logré entender y acto seguido me golpegó en la nariz, mi vista se nubló y el golpe retumbó por todas las paredes de mi cabeza.

Grité de dolor.

El siguiente golpe fue directo a mi estómago, después, su puño volvió para encontrarse con mis dientes, sentí la sangre fluír através de ellos y su sabor a hierro.

Intenté zafarme de su agarre, primero liberé una mano, cogí una piedra y le golpeé la cabeza con ella, movió las manos hacia su cabeza intentando hacer el dolor más ameno.
Aproveché el momento y le di un rodillazo en las costillas seguido de una patada en sus partes masculinas.

Se entumeció y le empujé de encima de mi, librándome de él, me levanté y corrí hacia el martillo, lo agarré lo más fuerte posible, y eché a correr, mis pies chocaban entre ellos y a penas podía ver por la neblina que su golpe causó en mi vista a parte también de la niebla fría que se cernía sobre la ciudad esa tarde. Palpe mis bolsillos con la esperanza de encontrar mi móvil, nada, lo había dejado con el abrigo. Corrí hacia las puertas pero estaban cerradas, mis opciones eran escasas, volver a por el abrigo sabiendo que podía volver a cogerme o enfrentarme a él.

-¡SOCORRO, QUE ALGUIEN LLAME A LA POLICÍA, AYUDA! -Grité sin obtener respuesta.

Corrí intentando llegar a una de las paredes donde se situaban un par de árboles con la esperanza de poder trepar en ellos y salir.

Mi cabeza daba vueltas, mis ojos ya no pertenecían a mi sistema neurológico, mis pies no paraban de chocarse los unos con los otros haciéndome caer, pero aún así seguí corriendo.

"ALICE, VAMOS A HABLAR, PARA, NO VOLVERÉ A GOLPEARTE."

Gritó su voz detrás de mí.

Sostuve con fuerza el martillo en mi mano y me giré sobre mis talones.

Mi pecho subía y bajaba con cada respiración, la adrenalina corría junto a la sangre caliente de mi cuerpo.

-No te acerques. -Dije en un tono neutral, tratando de tranquilizar mis pulsaciones.

-¿O sino qué? -Río. -¿En serio crees que puedes pararme con eso? -Dijo señalando al martillo. -No puedes matarme, Alice, soy inmortal.

Mi pulso se heló.

"¿inmortal?" la palabra no dejaba de soñar en mi cabeza cuando volvió a sacarme de mi trance:

-Pero en cambio, yo a ti si, mi pistola estará encantada de conocerte. -Dijo sonriendo con malicia.

Se acercó a mi lentamente con la pistola en alto, apuntando entre mis ojos, miré al cielo, buscando algún tipo de ayuda, pero había perdido la fe hace bastante tiempo.

//por ti, por mí// matty healyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora