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Llegué exhausta a la puerta de Thomas, la abrí y me metí dentro, Thomas estaba en el salón, sentado en un sofá en frente de la televisión, la cual estaba apagada.

-¿Dónde estabas? -Se giró y me miró.

-Salí a dar una vuelta. -Contesté con indiferencia.

-¿Dónde? -Dijo mientras se levantaba para ponerse delante de mí.

-Por el barrio. -Dije mientras me quitaba la chaqueta.

-No me mientas. -Contestó con tono más calmado.

-No te miento, salí a dar una vuelta y luego me fui a un café cerca de una tienda de discos.

-No quiero que vuelvas a salir sin mí permiso, ¿me entiendes? -Me gritó.

-¿Qué?, ¿quién te crees que eres para decirme nada?, ¡y encima que te pida tu permiso! -Dije mientras soltaba una carcajada enorme.

-¡No me hables así! -Gritó mientras pegaba un puñetazo a la pared.

-¿Qué coño?, ¿qué mierda te pasa?, no eres mi nada, no tienes ningún derecho de decirme a dónde voy o a dónde no voy, y tampoco eres nadie para hablarme así. -Le grité en respuesta.

-¡Te he dicho que no me hables así! -Gritó otra vez.

-¿Y si no qué?,  ¿me vas a pegar? -Le contesté riéndome de él.

-¡Es lo que te mereces, pero yo no soy así! -Gritó mientras salía por la puerta.

-¿De qué mierda vas?, ¡estás enfermo!

Volvió corriendo y me agarró del cuello mientras me estampaba contra la pared.

-No vuelvas a llamarme enfermo en tu puta existencia. -Me dijo con un tono tan suave que se me puso la piel de gallina.

-Vete a la mierda. -Contesté soltando su mano de mi cuello.

-Vístete. -Me dijo mientras se alejaba de mí.

Me puse la mano en el cuello y reprimí las ganas de llorar, ¿qué mierda había pasado?, Thomas nunca había sido así conmigo, y además no tenía la culpa de nada, solo salí a dar una vuelta y bueno vale, sí le había hablado mal, pero tampoco era para tanto...

Subí las escaleras, entré a mi habitación y me encontré un montón de bolsas y una carta encima de la cama, abrí la carta y leí lo que ponía "No sabía qué color te quedaría mejor, así que cogí los dos, espero que te gusten. Thomas"
Abrí la bolsa grande y me encontré dos vestidos, uno blanco y el otro azul oscuro, me probé los dos y me quedé con el blanco, abrí las otras bolsas y encontré dos pares de zapatos distintos, me puse los tacones blancos y cogí un bolso blanco y dorado. Me estaba arreglando el pelo cuando me di cuenta de que había otra bolsa, la abrí y encontré unas pulseras y un collar, cuando quise ponerme el collar me di cuenta de que tenía un pequeño moratón azulado, me lo tapé con maquillaje y me puse el collar.
Minutos después entró Thomas.

-Leila... Estás preciosa. -Dijo mientras se sentaba en la cama.

Asentí.

-Oye, no quería hablarte así y tampoco pretendía haberte asustado, es que a veces pierdo los nervios y no soy dueño de mis actos, lo siento, de verdad... -Dijo mientras soltó un suspiro.

Seguí sin contestarle.

-¿Estás lista ya?, voy a preparar el coche. -Dijo acercándose a mí.

Intentó que nuestras miradas se encontrasen en el espejo y yo miré hacia abajo.

-Por favor, di algo... -Dijo mientras se acercaba a mí.

Me levanté el pelo y me limpié el maquillaje dejando ver la pequeña mancha azulada.

Suspiró y se acercó a mí.

-Lo siento, no me controlé lo suficiente, nunca he querido hacerte daño, yo... Yo te quiero... -Dijo mientras me abrazaba por detrás. -Te prometo que no volverá a pasar, cuando volvamos a casa te pondré alguna crema para que desaparezca más rápido, y si no quieres ir a la fiesta, iremos a algún sitio a comer pizza o ver una peli, lo que quieras.

-No me he vestido para nada, pero lo de la pizza me parece buena idea, puede que después de la fiesta, ¿sí? -Dije volviendo a taparme el moratón con maquillaje. Decidí ignorar que me había dicho que me quería y darle otra oportunidad. Sus ojos brillaban, me cogió de la mano y bajamos por las escaleras juntos. Llegamos al final de la calle y me abrió la puerta del coche dejándome pasar, después él se subió a mi lado y puso la radio.

Puso su mano sobre la mía dirigiéndola a sus labios.

-No sabes la suerte que tengo de tenerte. -Dijo mientras me besaba la mano.

//por ti, por mí// matty healyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora