14; Acrópolis parte II

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Alex conduce tan bien que decido echar una cabezada al instante me despierta avisándome de que ya hemos llegado, este lugar es tan enorme y bonito que pongas los ojos donde los pongas te lo va a seguir pareciendo, mi imaginación fluye por toda la Acrópolis y me imagino caballeros luchando, princesas sentadas con sus enormes y largos vestidos, sus criadas acomodandoles el pelo, reyes, principes, un público hambriento de sangre, es todo maravilloso, como una auténtica película, hasta que Alex me saca de mi trance.

-Vaya, veo que si que te ha gustado, déjame hacerte una foto. -Coje mi cámara y me hace como 7 fotos con distintas poses divertidas mientras se ríe. -Tenemos que irnos, que sino no nos va a dar tiempo de ir al Teatro de Dioniso. Pero antes... -Dije cogiendo la cámara y poniéndose a mi lado. -Quiero una foto junto a ti, esto pasará a la eternidad y cuando sea viejo tendré de que hablarles a mis compañeros del asilo.

Dice mientras se recarga en mi brazo. Río y le miro.

-¿Y de qué les hablarás?

-De la bonita chica griega con la que tuve sexo desenfrenado que conocí en mi viaje a Atenas con una aburrida amiga mía cuando está se fue al baño.

-¡Pero si la de la foto soy yo!

Dije riéndome divertida.

-Ya lo sé, pero por tu belleza puedes pasar por griega, además así sería el más macho de todos.

Dice sacando músculos.

"oh dios mío"

Piensa mi cuerpo.

Agacho la mirada y me río de él mientras noto que me arrastra de vuelta al coche y arranca.

Estamos a las puertas del teatro Dioniso cuando de repente me caí sin querer por culpa de las piedras, mis heridas no estaban curadas del todo y volvieron a abrirse, esta vez más, no paraban de sangrar y cuando Alex me vió me ayudó a levantarme y me miró las rodillas con preocupación.

-Esta vez déjame curártelas a mí, no vaya a ser que las dañes más.

Asentí. Se fue al maletero y trajo un botiquín, me echo agua oxigenada y me puso una venda en la herida más grande y en la otra solo dos tiritas.

-¡Listo!

-Gracias.

Me agaché a besar su mejilla y sin querer se giró y acabé en sus labios. Carnosos, húmedos, calientes, parecía que llevaban tiempo deseando besar los míos. Me alejé inmediatamente, no podía permitir que esto pasase entre él y yo, no ahora, ni nunca.

-Lo siento, no lo he hecho a propósito.

-Está bien.

Me mira y sonríe.

Caminamos el uno al lado del otro, entramos al Teatro Dioniso y él se queda casi tan fascinado como yo, después de un par de fotos y unas nuestras más juntos un niño nos ve y se ofrece a hacernos una foto juntos. Accedemos y cuando este le devuelve la cámara a Alex me dice:

-Así tengo una entera de cuerpo tuyo juntos para que se vea más creíble mi historia en el asilo.

Dice riéndo entre dientes.

Le golpeo y río.

Volvemos al coche y decide dejarme conducir, pero yo aún tengo 17 y no tengo el carnet así que finjo estar cansada y hago que acceda él a conducir. Llegamos al hotel y me tumbo boca a bajo en la cama, al fin mi propia cama, nuestra habitación era una pero estaba separada por lo tanto cada uno tenía su propia cama y no nos veíamos, así que decidí quitarme todo y quedarme ahí, desnuda mientras me dormía dulcemente cerré las cortinas que me tapaban de los ojos de Alex y caí en un sueño profundo.

//por ti, por mí// matty healyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora