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-Buenos días. -Oí a Alex despertarme.

-Buenos días. -Dije con una sonrisa.

-Te he traído el desayuno. -Dijo él poniendo sobre la mesa un par de bollos y un café.

-De momento me quedo solo con el café. -Dije cogiendo el vaso caliente entre mis manos.

-Me han dicho que mañana te dan el alta. Podremos irnos de viaje otra vez.

-¿A dónde quieres ir esta vez?

-A Manchester. -Dijo sin darle importancia.

Por unos segundos, un montón de preguntas comenzaron a dar vueltas por mi cabeza, pero decidí dejarlo estar por un momento y disfrutar de Alex.

-¿Qué vamos a hacer hoy? -Dije al fin.

-Bueno, como no puedes salir de la habitación todavía, he traído un par de pelis de karatekas y todos eso. -Dijo él con cara divertida.

-Sabes que me aburren muchísimo.

-También he traído el diario de noah.

-Prefiero lo primero a esa mierda.

Se río tan fuerte que casi se le saltan las lágrimas.

-Esa es mi chica. -Dijo entrelazando sus dedos con los míos.

-¿No has traído nada de zombies? -Dije desilusionada.

-Obviamente, guerra z.

-Ya la he visto, pero ponla. -Dije mientras se levantaba y yo me acomodaba en la cama.

Nos pasamos el día entero viendo películas estúpidas, la verdad es que le prestaba más atención a las caras que ponía Alex que a la televisión, era tan adorable, parecía un niño, le fascinaba todo y se asustaba con facilidad, tanto que a veces escondía la cabeza en mi regazo y comenzaba a jugar con sus rizos entre mis dedos.

Pasaron las horas y Thomaa de volvió para anunciar que ya se habían acabado las horas de visita.

-Mañana vuelvo, te traeré ropa nueva. -Dijo mientras se acercaba a depositar un tierno beso en mis labios.

Asentí y antes de que el aire pudiera atravesar el hueco que había entre nuestros labios le volví a besar.

Se fue y yo decidí dormir un poco.

Al fin y al cabo estaba cansada, había sido un día largo y aburrido, pero merecía la pena solo por las caritas de bebé de Alex.

Cerré los ojos y cuando empezaba a quedarme dormida sentí como alguien entraba a la habitación, decidí no darle importancia, pensé que me lo habría imaginado.

De repente sentí cómo unas manos presionaban una de las almohadas contra mi rostro impidiéndome respirar. Mi corazón se agitaba con fuerza mientras intentaba gritar el nombre de Alex, apenas me oía a mi misma. La agonía era incesante, era horrible sentir como te faltaba el aire en los pulmones y luchaba con fuerza movía las piernas y los brazos sin parar y cuando intentaba gritar el nudo de mi garganta me lo impedía.

-Muérete ya, zorra. Nos has jodido todo, deja de gritar su maldito nombre, él no está aquí, nunca te ha querido solo has sido una puta más.

Reconocí su voz de inmediato, era Jack.

-Nos has jodido todo, hemos estado a nada de que nos pillasen y todo por una jodida zorra, nadie te echará en falta, si lo piensas te estoy haciendo un favor, ahora portate bien y relájate.

¿Relajarme?, ¿cómo quería que me relajase?, me estaba asfixiando. Sentí cómo mis uñas se clavaban en él con fuerza y le oí gritar, por un momento sentí que ya no podía aguantar más, cerré los ojos y sentí como mi agarré se iba aflojando y como mis manos caían al rededor de mi cuerpo sin fuerza.

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Nota de autora;

Siento estar tan inactiva últimamente, dentro de unas semanas subiré más capítulos y más interesantes y largos, espero que os esté gustando, también podéis pasaros si queréis por mi nueva novela. Besos.

//por ti, por mí// matty healyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora