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-Tenemos que irnos de aquí lo antes posible. -Dijo G después de mirarme.

-¿Qué?, ¿por qué? -Dije aturdido.

-Es sólo que tenemos que irnos.

-Pero... ¿y Leila?

-Leila, Leila, Leila, ya la hemos encontrado, está con su doctorcito don perfecto y no nos necesita, y tú cada vez vas a peor, tenemos que irnos. -Dijo casi gritando.


-No pienso irme sin ella. Y yo estoy perfectamente. -Dije en tono seco.

Los ojos de George se posaron en loa míos me miró con rabia y decepción, se acercó a mi y apoyando su pierna en mi cama. Me cogió de la mano quitándome las vendas que me cubrían la muñeca.

-¿Perféctamente?, ¿entonces qué mierda es esto?, ¿por qué?, joder, ¿por qué? -dijo gritando.

Bajé la mirada a mis muñecas y entendí al fin de dónde venía ese dolor, por un momento sentí náuseas al mirarme, tenía unos cortes bastante feos y no dejaban de sangrar.

Miré desconcertado a G y mis ojos se llenaron de lágrimas.

-No... No me había dado cuenta, joder, ¡no si quiera me acuerdo de haberlo hecho G, te lo juro! -dije tartamudeando.

G soltó mi mano con brusquedad y se giró con desprecio.

Suspiró y se puso a fumar en la ventana.


-Mañana nos vamos de aquí, ya tengo los billetes, y de Leila, olvídate, ¡te esta volviendo loco y no merece la pena! -gritó mientras estrellaba la puerta detrás de él.

Me levanté con gran esfuerzo y me vestí lo más rápido posible, abrí la puerta y le encontré en la cocina.

-Escucha G, la encontramos y nos vamos, no puedo dejarla sola, vamos a por ella esta tarde, ¿vale? -dije en voz baja.

-No vamos a ir a por nadie, ¡vas a coger tus cosas y nos vamos a ir de esta puta ciudad! -dijo dando un gólpe en la mesa.

-No voy a irme sin ella.

-¿Pero qué mierda te pasa?, NO TE HAS DADO CUENTA TODAVÍA DE QUE NO TE NECESITA Y DE QUE TE ESTAS VOLVIENDO LOCO POR ALGUIEN QUE NO DARÍA POR TI NADA, YA NI SE ACUERDA DE TU EXISTENCIA Y TÚ LO ÚNICO QUE HACES ES JODERTE, NO JODER, NO, YO LO SIENTO MUCHO POR LO QUE TÚ QUIERAS HACER, PERO YO NO VOY A DEJAR QUE ALGUIEN QUE ES MÁS QUE UN HERMANO PARA MÍ SE HUNDA A SÍ MISMO, NO SI ESTOY PARA EVITARLO, ¡ASÍ QUE RECOGE TUS PUTAS COSAS Y PASA PÁGINA! -gritó mientras noté cómo intentaba evitar que las lágrimas saliesen.

Suspiré sin saber que decir, mis ojos se perdían en el suelo, miraba al vacío.

-No voy a irme sin ella. Por lo menos déjame encontrarla y si tienes razón, cogeré el primer vuelo de vuelta a Manchester.

George empezó a dar golpes sin sentido.

-Haz lo que quieras.

Salió de la cocina y oí como estrellaba con fuerza la puerta de su habitación.


Pasé unos momentos sólo, vacío, pensando en nada... Hasta que la rubia entró por la puerta.


-¿Cómo te llamas? -dije sin levantar la vista.

-Brooklyn.

-Bonito nombre...

Abrió la nevera.

-¿De verdad la quieres?

-No... No lo sé, creo que sí, pero no lo sé, no sé cómo se puede querer a alguien que has utilizado...


-¿La querías antes?


-No, nunca la quise, pero era morena, con los ojos pequeños y bonitos y tenía un buen culo, quería follarmela, no sé cómo he llegado hasta aquí, ni porqué.


-¿Y por qué ahora sí?


-No lo sé, no sé ni si de verdad la quiero, pero duele, ¿sabes?, y creo que sólo ella puede hacer que todo esto pare.

-¿Y si no quiere?

-Me... Me hundirá. -Dije tartamudeando mientras sonreía para fingir que no me importaba demasiado y notaba cómo mis ojos se llenaban de lágrimas.

//por ti, por mí// matty healyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora