-¿Quieres un cigarrillo?
Me dijo Alex que parecía mirarme con ternura.
-Ahora no.
Seguía sobre su pecho y él acariciandome, parecía no cansarse, quería quedarme ahí para siempre. Cogí una fresa y empecé a restregarsela por la boca ya que no quería comérsela, se levantó y empezó a tirarme cosas, yo empecé a correr como una niña por todo el barco con él persiguiéndome, no conseguía alcanzarme, pero se me cayó la fresa y al parar a cogerla, se abalanzó sobre mí sin dejarme respirar y empezó a hacerme cosquillas por todas partes.
-¡Para! -grite casi apenas sin poder oír mi propia voz entre mis risas.
-¡No hasta que te rindas y me llames señor capitán!-dijo él mientras se sentaba sobre mí.
Conseguí darme la vuelta y empezar a hacerle cosquillas a él también hasta que nos cansamos. Se tiró sobre mí y sólo nos quedamos ahí, sin decir nada, hacía frío, pero casi no lo sentía, se apoyó sobre sus codos y empezó a mirarme, sonrío para sí y me besó la mejilla suavemente.
-Te has puesto roja como un tomate.-dijo mientras me cogía las mejillas.
-¡Para ya!, ¡pareces mi abuela!-dije entre risas.
Se levantó y me tendió su mano para ayudarme a levantarme. Después nos dirigimos hasta la habitación y nos pusimos nuestras chaquetas. Me senté en la cama esperando a que acabara cuando de repente se tiró delante de mí.
-¿Qué vas a hacer?-me dijo preocupado.
-¿Respecto a qué?
-Tus amigos, ¿qué les vas a decir?
-No lo sé, ya me inventaré algo.
De repente dije lo que nunca creía que saldría de mi boca.
-¿Qué pasa con nosotros?
-¿Qué?
-Tú volverás a Los Ángeles y yo me quedaré aquí y no volveremos a vernos nunca más.
-Siempre tenemos la opción de huír juntos.
-Estas loco.
Le dije lanzándole una almohada a la cabeza. De repente se calló y parecía muy concentrado en sus pensamientos cuando me dijo;
-De verdad, podemos huír, huír juntos, para siempre, a dónde quieras, me gustas, y me agrada tu compañía, además no dejaré que duermas sola en ninguna casa del árbol, y tengo dinero y amigos que podrían acogernos, solo tienes que decirme que sí, sé que suena alocado, quizás lo sea, pero no quiero separarme de ti, además es verano, tienes dos meses para pensar si quieres huír conmigo para siempre o solo por aquellos dos meses.
-¿Hablas en serio?
-Completamente.
-Pero si no me conoces, esto es una locura.
-Sé que acabarás aceptando. Si conozco a nadie más loco que yo, esa eres tú.
Sabía que tenía razón, pero esto era demasiado me levante y salí a pensar en qué les diría a mis amigos, qué le diría a mi madre y qué le diría a Alex.
Llegamos a la costa sobre las diez de la mañana, mis amigos me estaban esperando en un café cercano, Alex me ayudaba a bajar cuando de repente vi que sus ojos me miraban tristes, anhelantes. Sabía que tenía que darle una respuesta y depende de ella no volvería a verle nunca más o pasaría con él el resto de mi vida.
-Te voy a echar de menos.
Dijo él mirando al suelo.
-Por favor, piensa en lo que te he dicho, y si decides que sí quieres venir conmigo, te esperaré en el puerto a las seis, si no vienes al menos recordaré como te veías bajo la luz de la luna cuando te cure las heridas...
-Tengo que pensarlo. Alex, no es tan sencillo.
-Prométeme que lo harás.
-Te lo prometo.
Le dije mientras él cogía mi mano entre sus labios. Le di un abrazo y me alejé en busca de un taxi.
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//por ti, por mí// matty healy
RomanceUna historia en la que mentiras, verdades, dolor y pasión se abren paso a la vida de una adolescente normal y corriente cuando conoce a "Alex". Prohibida su copia o adaptación.