32

751 36 1
                                    

-Tranquila, tus signos vitales están estabilizados. -Oí la voz de Thomas mientras una luz me cegaba.

-¿Y el tío ese? -Pregunté sin darme cuenta.

-Ha escapado, no he podido retenerlo, pero al menos sigues viva. -Me contestó con una sonrisa.

-¿Puedo llamar a Alex?, necesito hablar con él... Por favor.

-Ahora mismo no creo que te dejen salir de la habitación así, pero si quieres puedes usar mi móvil.

Le sonreí agradecida y salió de la habitación para darme algo de privacidad.

-¿Sí? -Oí la voz de Alex al otro lado del teléfono.

-Tienes que venir ahora, necesito hablar contigo. -Dije cortante y colgué antes de que pudiera hablar.

Pasados cinco minutos, Thomas volvió a la habitación.

-¿Estás bien? -Dijo con ternura.

-Sí. No te preocupes. -Dije con una sonrisa.

-¿Va a venir? -Dijo mientras arreglaba su bata.

-Supongo. No me importa de todos modos. -Dije con indiferencia.

-¿No es tu novio? -Dijo asombrado.

-No es nada mío. Todo esto ha sido un error. -Dije conteniendo las lágrimas.

-¿Estás segura? -Dijo Alex detrás de nosotros.

Se me formó un nudo en la garganta y asentí con la cabeza.

-Tengo que ir a... Bueno, os dejo. -Dijo Thomas.

Salió y cerró la puerta.

Alex se acercó a mí y al ir a darme un beso me giré, volvió a su sitio y me miró como dudando.

-¿Qué ha sido eso? -Dijo él.

-¿Qué ha sido el qué?

-Lo de que soy un... error. -Dijo con la voz entrecortada.

-¿Qué ha sido de Pierre y Jack y vuestro negocio de cojer a chicas para utilizarlas o prostituirlas?

-¿Qué?, nosotros no hacemos nada de eso, ya lo sabes...

-Ayer estuvo aquí Jack.

-¿Qué?, ¿qué coño hacia Jack aquí?

-Ah, que no lo sabes, venga ya, deja de fingir.

-No estoy mintiendo, dime qué mierda hacia aquí Jack. -Gritó.

-No me grites.

-Lo siento.

-Creo que la que hace las preguntas aquí soy yo. ¿Qué coño me has hecho, Alex?

-No sé a qué te refieres.

-Joder, ¡deja de mentir!, dime de qué mierda va todo esto, primero me dices que me vaya contigo, luego la chica del baño, tu mafia con Pierre y esos gilipollas, me dispararon por vuestra culpa y ahora Jack viene por la noche a intentar asesinarme diciendo un montón de cosas sin sentido. ¡Joder, Alex!, ¿de qué mierda va todo esto? -Dije con las lágrimas al borde de mis ojos mientras sentía que el nudo de mi garganta se iba haciendo cada vez más y más grande.

-Joder Leila... Joder...

-No, ¡joder no! explicate de una puta vez -Dije gritando.

-No... No puedo... No lo entenderías...

Me calmé para no seguir gritando, respiré hondo y de mi boca salieron las palabras más dolorosas que jamás había pronunciado.

-No quiero volver a verte. -Dije con la voz rota, pero firme.

-¿Qué?, no, no puedes decirme eso... -Dijo él casi en llanto.

-Sal de la habitación, por favor. -Dije sin vacilación.

-Leila, no, no me digas eso. No.

Pulsé el botón que había cerca de mi cama y a los dos minutos apareció una enfermera.

-Quiero que se vaya. -Le dije.

-Señor, ya ha escuchado a la señorita, será mejor que se vaya. -Dijo la vieja doctora con voz dulce.

-Leila, por favor, piensa en ello, vale que no quieras estar conmigo, pero no puedo dejarte en un país desconocido sola y sin dinero, por lo menos déjame llevarte a casa... -Dijo con la voz ronca y las lágrimas asomando de sus ojos.

-No quiero nada de ti, vete. -Dije seca.

-Algún día te lo contaré, pero tienes que darme tiempo... -Dijo él en voz baja.

-Vete. -Repetí una vez más.

La enfermera le señaló la puerta y él salió resignado.

Thomas apareció unos segundos después.

-¿Estás bien? -Preguntó.

-Perfectamente.

-¿Qué ha pasado?

-Lo que tenía que pasar. -Respondí cortante.

-Me dijiste que tú no eras de aquí, ¿tienes donde quedarte esta noche? -Dijo ignorando mi tono.

La verdad es que no lo había pensado, al salir del hospital creía que iría con Alex a Manchester, juntos. Pero ahora no está y no tengo a dónde ir.

-Creo... Creo que no. -Respondí al fin.

-¿Y dinero?

Negué con la cabeza.

Thomas resopló y se sentó a mi lado.

-Sé que va a sonar raro, pero puedes quedarte en mi casa.

-No, no importa, ya me las apañaré.

-Estás herida, tienes diecisiete años, no tienes dinero ni ningún sitio donde quedarte, creo que no te quedan opciones. -Dijo a modo de broma.

-Está bien. -Respondí al fin.

//por ti, por mí// matty healyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora