-Tranquila, tus signos vitales están estabilizados. -Oí la voz de Thomas mientras una luz me cegaba.
-¿Y el tío ese? -Pregunté sin darme cuenta.
-Ha escapado, no he podido retenerlo, pero al menos sigues viva. -Me contestó con una sonrisa.
-¿Puedo llamar a Alex?, necesito hablar con él... Por favor.
-Ahora mismo no creo que te dejen salir de la habitación así, pero si quieres puedes usar mi móvil.
Le sonreí agradecida y salió de la habitación para darme algo de privacidad.
-¿Sí? -Oí la voz de Alex al otro lado del teléfono.
-Tienes que venir ahora, necesito hablar contigo. -Dije cortante y colgué antes de que pudiera hablar.
Pasados cinco minutos, Thomas volvió a la habitación.
-¿Estás bien? -Dijo con ternura.
-Sí. No te preocupes. -Dije con una sonrisa.
-¿Va a venir? -Dijo mientras arreglaba su bata.
-Supongo. No me importa de todos modos. -Dije con indiferencia.
-¿No es tu novio? -Dijo asombrado.
-No es nada mío. Todo esto ha sido un error. -Dije conteniendo las lágrimas.
-¿Estás segura? -Dijo Alex detrás de nosotros.
Se me formó un nudo en la garganta y asentí con la cabeza.
-Tengo que ir a... Bueno, os dejo. -Dijo Thomas.
Salió y cerró la puerta.
Alex se acercó a mí y al ir a darme un beso me giré, volvió a su sitio y me miró como dudando.
-¿Qué ha sido eso? -Dijo él.
-¿Qué ha sido el qué?
-Lo de que soy un... error. -Dijo con la voz entrecortada.
-¿Qué ha sido de Pierre y Jack y vuestro negocio de cojer a chicas para utilizarlas o prostituirlas?
-¿Qué?, nosotros no hacemos nada de eso, ya lo sabes...
-Ayer estuvo aquí Jack.
-¿Qué?, ¿qué coño hacia Jack aquí?
-Ah, que no lo sabes, venga ya, deja de fingir.
-No estoy mintiendo, dime qué mierda hacia aquí Jack. -Gritó.
-No me grites.
-Lo siento.
-Creo que la que hace las preguntas aquí soy yo. ¿Qué coño me has hecho, Alex?
-No sé a qué te refieres.
-Joder, ¡deja de mentir!, dime de qué mierda va todo esto, primero me dices que me vaya contigo, luego la chica del baño, tu mafia con Pierre y esos gilipollas, me dispararon por vuestra culpa y ahora Jack viene por la noche a intentar asesinarme diciendo un montón de cosas sin sentido. ¡Joder, Alex!, ¿de qué mierda va todo esto? -Dije con las lágrimas al borde de mis ojos mientras sentía que el nudo de mi garganta se iba haciendo cada vez más y más grande.
-Joder Leila... Joder...
-No, ¡joder no! explicate de una puta vez -Dije gritando.
-No... No puedo... No lo entenderías...
Me calmé para no seguir gritando, respiré hondo y de mi boca salieron las palabras más dolorosas que jamás había pronunciado.
-No quiero volver a verte. -Dije con la voz rota, pero firme.
-¿Qué?, no, no puedes decirme eso... -Dijo él casi en llanto.
-Sal de la habitación, por favor. -Dije sin vacilación.
-Leila, no, no me digas eso. No.
Pulsé el botón que había cerca de mi cama y a los dos minutos apareció una enfermera.
-Quiero que se vaya. -Le dije.
-Señor, ya ha escuchado a la señorita, será mejor que se vaya. -Dijo la vieja doctora con voz dulce.
-Leila, por favor, piensa en ello, vale que no quieras estar conmigo, pero no puedo dejarte en un país desconocido sola y sin dinero, por lo menos déjame llevarte a casa... -Dijo con la voz ronca y las lágrimas asomando de sus ojos.
-No quiero nada de ti, vete. -Dije seca.
-Algún día te lo contaré, pero tienes que darme tiempo... -Dijo él en voz baja.
-Vete. -Repetí una vez más.
La enfermera le señaló la puerta y él salió resignado.
Thomas apareció unos segundos después.
-¿Estás bien? -Preguntó.
-Perfectamente.
-¿Qué ha pasado?
-Lo que tenía que pasar. -Respondí cortante.
-Me dijiste que tú no eras de aquí, ¿tienes donde quedarte esta noche? -Dijo ignorando mi tono.
La verdad es que no lo había pensado, al salir del hospital creía que iría con Alex a Manchester, juntos. Pero ahora no está y no tengo a dónde ir.
-Creo... Creo que no. -Respondí al fin.
-¿Y dinero?
Negué con la cabeza.
Thomas resopló y se sentó a mi lado.
-Sé que va a sonar raro, pero puedes quedarte en mi casa.
-No, no importa, ya me las apañaré.
-Estás herida, tienes diecisiete años, no tienes dinero ni ningún sitio donde quedarte, creo que no te quedan opciones. -Dijo a modo de broma.
-Está bien. -Respondí al fin.
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//por ti, por mí// matty healy
RomantizmUna historia en la que mentiras, verdades, dolor y pasión se abren paso a la vida de una adolescente normal y corriente cuando conoce a "Alex". Prohibida su copia o adaptación.