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Levanté la cabeza para mirarla a los ojos.

-Mientes. -Dije con la esperanza de estar en lo cierto.

-Piensa lo que quieras.

-Pero... Sólo tienes diecisiéte... No eres lo que necesita.

-Dentro de una semana seré mayor de edad.


-Tú... No le quieres.

-Eso no importa.

-¡Sí, sí importa!

-Déjame.

-No puedo...


-No quiero estar contigo, no le quiero, vale, tienes razón, tú ganas, pero él sí me quiere, me trata bien, me respeta y no me miente, para mí, eso es más que suficiente, ¿vale?


Nos mantuvimos un momento en silencio, mirando a la nada, sin saber que decir, con los sentimientos desgastados y nuestros labios intactos.

-Leila, te quiero, y si pudieses perdonarme... -Dije con las últimas fuerzas que me quedaban, con la voz de alguien que está apunto de romperse para siempre.


-No... No puedo... Lo siento. -Dijo ella echando a correr.

Todo es 'ojalá sucediera', 'ojalá nunca se fuera', el caso es que fuera, las cosas vuelan.


Y ahí me quedé, de pie, queriendo correr detras de ella, pero mis piernas no respondían, miré hacia donde se dirigía, con los ojos empapados, el amor de mi vida, ahora sólo era una mancha borrosa.

Quería volver a tenerla entre mis brazos, pero algo me decía que no volvería a verla nunca, mi pecho ardía, ahora el dolor era más fuerte, más real.

//por ti, por mí// matty healyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora