2 de septiembre de 1991
Colegio Hogwarts de magia y hechicería.
Harry se encontraba caminando junto a Draco y Hermione al salón de pociones para su primera clase del día, siendo esta compartida con la casa Gryffindor para desgracia de la mayoría de la casa y molestia de la casa rival.
En general a ninguna le agradaba la idea.
Los alumnos de ambas casas caminaron por los largos pasillos del colegio que eran adornados por múltiples retratos con vida que parecían platicar entre sí, el tiempo de llegada desde el gran comedor hasta el aula de pociones fue corta pues los alumnos de ambas casas buscaron estar el menor tiempo posible juntas.
Apenas entraron al aula Harry miro a su alrededor tratando de memorizar el aspecto del salón donde seria instruido por quien rápidamente se transformaba en su objetivo de burlas y profesor favorito.
El aula era cuadrada y de gran tamaño, con grandes mesas y ventanas. En la esquina había un cuenco de piedra utilizado para los estudiantes lavarse las manos y los calderos. El humo llenaba toda la habitación sin molestar a nadie aparentemente.
Nadie en la habitación había tomado asiento aun cuando se escuchó la apertura de la puerta, todos los alumnos voltearon en dirección a la entrada dejando de contemplar el salón de clases.
El profesor Snape entró por la puerta ondeando su capa negra detrás de si de manera dramática e imitando su entrada a la sala común de slytherin el día anterior. Todos los alumnos se sentaron inmediatamente con un compañero para empezar con la clase. Snape con paso lento avanzó hasta su escritorio, y, dando la vuelta para ver al alumnado, empezó a hablar con su siempre mordaz tono de voz para pasar lista y sin querer verlos en realidad.
Snape terminó de pasar lista y miró a la clase. Sus ojos eran tan negros como los de Hagrid, pero no tenían nada de su calidez. Eran fríos y vacíos y hacían pensar en túneles oscuros. Cuando Snape llego al nombre de Harry decidió abstenerse de hacer un comentario como lo hizo en la sala común al ver la sonrisa en el rostro el niño.
- ustedes están aquí para aprender la sutil ciencia y el arte exacto de hacer pociones - Snape comenzó hablando en tono bajo similar a un susurro audible solo por el silencio siempre permanente cuando hablaba en su salón de clases.
- Aquí habrá muy poco de estúpidos movimientos de varita y muchos de ustedes dudaran que esto sea magia. - Harry sonreía al escucharlo hablar mientras pensaba en cómo sería la clase, y hasta ahora se estaba llevando una buena impresión con tal discurso.
- No espero que lleguen a entender la belleza de un caldero hirviendo suavemente, con sus vapores relucientes, el delicado poder de los líquidos que se deslizan a través de las venas humanas, hechizando la mente, engañando los sentidos... Puedo enseñarles cómo embotellar la fama, preparar la gloria, hasta detener la muerte... - Snape hizo una pausa mientras algunos alumnos (Harry), miraban verdaderamente fascinados con el discurso de Snape hasta que este volvió a hablar.
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Harry Potter: La luz que muere
FanfictionAlbus Percival Wulfric Brian Dumbledore era capaz de prever sucesos muy próximos o futuros, pero su mentalidad provocaba que se creyera incapaz de equivocarse, y que cuando lo supiera lo negara, en sus falsas esperanzas de ver lo mejor de los demás...